“’Al agua se le respeta’, recuerdo que papá siempre decía. Puede parecer poco importante, o quizás algo que ya damos por descontado, el hecho de tener cuidado cuando entramos al agua”, dijo de entrada el expelotero Julio González Ferreira antes de relatar el momento de terror que vivió en medio de sus vacaciones por rapailandia cuando quiso disfrutar de las olas del mar.

“Estábamos jugando en la playa, Entre juegos de piki en la arena, y chapuzones en el agua, en cierto momento decidí ir al encuentro de las olas, buscando pasar a través de ellas una y otra vez, siempre teniendo en cuenta la profundidad del agua, y tratando de no alejarme demasiado de la costa. Pero de repente, en cierto momento, me doy cuenta que ya no tocaba el fondo! En los primeros minutos traté de mantener la calma, buscando acercarme de nuevo a la costa, o al menos hasta donde pueda tocar el fondo con los pies, pero todo intento de acercarme a la costa era en vano”, relató Julio.

El exdelantero de la sele dijo que sintió como el océano le iba tragando lentamente.

“Seguí intentando unos minutos más, pero el resultado era el mismo, yo varado en medio del mar sin poder acercarme ni tocar fondo, entonces pensé y me dije: capaz y si nado de espaldas logro acercarme. Pero sin embargo, nada. Seguía ahí, varado en el mismo lugar y a unos 100 metros de la costa”, he’i Julio y siguió: “En ese momento el cansancio y la desesperación se iban apoderando de mí, y no soy una persona que le tenga miedo al agua, pero en ese momento, y en esa situación, les juro que sentía que el océano me iba tragando, literalmente tragando y llevando hacia el fondo”.

EL RESCATE. Julio contó que de milagro y gracias a la ayuda del Señor, a su yerno y los salvavidas pudo salir de esa situación desesperante.

“Es acá en donde quiero agradecer primero a Dios, de poder contar la historia, y dar gracias a mi yerno, Fabio Mauricio porque gracias a él pude aguantar el tiempo necesario hasta que llegaron los salvavidas, y gracias a él pude quedar a flote por el tiempo necesario para ser rescatados. Si mi yerno no estaba ahí en medio del agua cerca mío, les aseguro que no contaba la historia. Gracias Fabio por arriesgar tu vida para salvar la mía, gracias por sostenerme y ayudarme a seguir a flote cuando el cuerpo y la mente me decían que ya no podía más. Gracias a los tres salvavidas de la playa Ingleses Norte, no se quienes son ni como se llaman, pero gracias por el pronto auxilio que nos dieron y sacarnos del agua cuando ya pensábamos y esperábamos lo peor”, dijo Julio y remató con el consejo: “Al agua se le respeta”.

Al día siguiente Julio volvió a la playa pero se sentó todo el día en una silla y dijo que de ahí no se movería. Compartió una foto cuando un salvavidas festejaba y la gente aplaudía que lo hayan rescatado.