Una de las películas más puretazo de los 90, “Mi Primer beso”, fue protagonizada por dos peques: Macaulay Culkin (Mi Pobre Angelito), y Anna Chlumsky, la niña de 10 pirulos que le robó al pequeño protagonista de la película, su primer beso, momento que se hizo famoso en el mundo del cine.

Chlumsky le dio vida a «Vada Sultenfus», una nena de 11 años hipocondríaca y obsesionada con la muerte. Vivía con su padre viudo que trabajaba en una funeraria. Apenas se estrenó el filme, la crítica especializada lanzó piropos de toda laya a su gran trabajo como intérprete. Sin embargo, apenas dos años después le llegó un traspié cuando audicionó para Jurassic World. Su creador, Steven Spielberg, no la vio con condiciones. En 1994 regresó al lugar al que fue feliz: la convocaron para “Mi primer beso 2” y otra vez en boca de todos. Por su trabajo ganó premios como actriz protagónica infantil.

Verse en revistas, que los paparazzis la persiguieran, hizo que se alejara de todo: la fama la atormentaba. Pero, así como rehuía de esa popularidad, Anna notaba que su presencia en la pantalla ya no cautivaba a directores y productores. No tenía más de 15, 16 años cuando fue desechada por la industria que como ella misma llegó a decir, la «jubiló».

RETIRADA

Ya «jubilada», la misma se anotó en la facultad y se recibió de Licenciada de Estudios Internacionales. Se casó en 2008 y tuvo dos hijas. Consultada por su salida del mundo del cine, le bajó que “Me alegro de haber dado ese paso a un lado. Me dio la perspectiva que necesitaba para volver por todas las razones correctas”, manifestó en una entrevista.

El repaso por los chicos que empezaron como ella, muy jóvenes en el cine, dio como resultado que una gran parte terminó con adicciones o conflictos con la justicia. El primer ejemplo es el propio Macaulay Culkin, quien después de “Mi pobre angelito” cayó en una crisis de la que le costaría años salir.