Cada 3 de mayo en nuestro país se recuerda el Kurusu Ára, una antigua tradición que hasta hoy día mantienen algunas familias especialmente en el interior. Con el Kurusu Jegua, que consiste en adornar la cruz con chipas y rosarios hechos con maní se festeja este día.

Las familias que mantienen esta tradición para cumplir alguna promesa o simplemente para seguir a tradición, se reúnen con los vecinos, muchos ofrecen una comilona y después de rezar el rosario los invitados en su mayoría niños llevan las chipas y todo lo comestible que adorna la cruz.

Ese día se visita especialmente las cruces solitarias de los caminos, llevando flores y encendiendo velas. Se reza para calmar el espíritu de estas ánimas que rondan en la vera del camino, algunos quedaron allí por accidente o violencia. Estas son consideradas  cruces milagrosas que guardan del peligro a quienes transitan por allí.

La creencia popular hablan de que las cruces de caminos, puestas en memoria de los finados en esos parajes, protegen del pora.

Las cruces milagrosas más conocidas en los caminos de nuestro territorio, y que muchos consideran muy milagrosas, varios de ellos convertidos en santuarios son: el  Kurusu Cadete, La Crucita, Kurusu Pablito, Kurusu Francisca Villalba, Kurusu Veloso, Kurusu Cuatia entre varios otros extendidos a lo largo del territorio Nacional.