En el 2019, Gilda Acosta Duarte (47), una paraguaya que vivía con su familia en la localidad de Villa Rita, partido de Lomas de Zamora, en Argentina, había asesinado a su pareja de 28 años, cuando pilló que éste abusaba sexualmente de sus dos hijos de 12 y 13 años respectivamente.

El cuerpo del hombre había sido encontrado en un ropero tapado con cemento. En su declaración la mujer había dicho, «Me entero el mismo día de los dos abusos y actué como mamá y en ese momento me defendí de él y defendí a todos mis hijos».

La noticia cobró relevancia luego de que el viernes último, la doña se descompensara mientras uno de sus hijos declaraba sobre los supuestos abusos sexuales a los que era sometido por su padre.

El sábado un jurado la declaró culpable del «homicidio mediando circunstancias extraordinarias de atenuación», por el que podría recibir una condena de 8 a 25 años de cárcel.

El asesinato fue descubierto dos días después de realizado, cuando la mujer se presentó en la comisaría y dijo: «maté a mi pareja y lo puse en un ropero con cemento», incluso entregó a los agentes las llaves de su casa para que estos verificaran lo que hizo.

Al llegar a la vivienda, la policíal encontró en el centro de la habitación un ropero de tres puertas tumbado en el piso y tapado con una tela. Al abrirlo, encontraron el cadáver de Sánchez Escobar tapado con cemento y en un avanzado estado de descomposición.

La mujer, dio detalles de cómo mato a su pareja que también es paraguayo. He’i que agarró una pesa de 10 kilos y lo golpeó en la cabeza, luego agarró el cable de un ventilador y lo estranguló.

«Empezamos a discutir por varias cosas. Forcejeamos y fue ahí que yo encontré la pesa que estaba haciendo de apoyo para la puerta. Le doy un golpe en la cabeza y él me tira contra un mueble que teníamos, y bueno, no sé, saqué fuerzas de donde no tenía», expresó la mujer.

Fuente: Crónica