La Policía de Colombia, poco después que se conoció el atentado contra el fiscal Marcelo Pecci, lanzó como una de las hipótesis a seguir que el mismo habría sido seguido por sus asesinos desde nuestro país y, una vez allá, consumaron su propósito.

Sin embargo, el destino elegido por el fiscal antidrogas está siendo en este momento escenario de una cruenta guerra de poder entre dos facciones de narcos muy poderosas del país cafetero.

Medios colombianos se vienen haciendo eco a diario de la violencia con la que están actuando estos grupos del crimen organizado. A. G. C., la sigla de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, más conocido como “Clan del Golfo”, es el que desató la disputa territorial, de acuerdo a lo que informan medios de ese país.

“Una de las funciones de este grupo, dada su hegemonía ilegal en la ciudad, es cobrarles un “impuesto” a todos los narcotraficantes que exporten droga por cualquiera de los 53 muelles de la zona portuaria. El cobro oscila entre $1 millón y $2,5 millones por kilo de cocaína embarcado”, cuenta el periódico El Colombiano.

El líder de este clan fue capturado por la Policía y los “segundos” quisieron hacerse con el poder.

“Organización militar Salsas Mexicanos” es uno de los grupos que quiso sacar “tajada” de este hecho. “La Oficina”, como se conoce a otra facción también llamada “los Paisas”, es otra de las que lucha por hacerse con el poder, enfrentando de igual manera a “Héroes del Caribe del Clan”, que es la “heredera” del líder detenido.

La lucha se centra en obtener el poder en los muelles de la ciudad desde donde salen a diario embarcaciones con cocaína a todas partes del mundo.

Solo en lo que va del 2022, ya se registraron más de 60 crímenes por sicariato en la ciudad.