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La verdadera historia de lo que es ser humano que “alimenta” el alma

La verdadera historia de lo que es ser humano que “alimenta” el alma

El video está recorriendo el mundo. Y las emociones con él. El escenario de esta historia cargada de humanidad es uno de los barrios más humildes de Accra, la capital de Ghana. Una zona de gente trabajadora, que vive al día y lucha desde cada amanecer para no ir a la cama ese día sin haberse llevado algo a la boca.

Los pescadores eligieron el lugar como su “base” y, en torno a ellos, se asienta un mercado donde se puede encontrar prácticamente de todo. Desde cosas materiales de no mucho costo hasta lecciones de vida que no tienen precio.

Fue ahí, en Jamestown, donde esta gente a la que no le sobra casi nada en el día a día dio cátedra de lo que significa ser humano. Del verdadero valor que tienen las cosas, algo que John Aliyu aprendió para siempre. Hasta si se quiere, dentro de una realidad que parecería haber sido sacada de la ficción de novelistas románticos.

La ciudad se viste de humildad. Su gente, trabajadora, dio a Aliyu y a muchos una lección única. (Foto: Google maps)

El joven, quien según indicaron fuentes de ese país es oriundo de Nigeria, aprovechó el descuido de un trabajador de una peluquería. Abrió el cajón donde guardaba objetos personales y se llevó tan rápido como pudo un teléfono, que según el propio dueño, costaba menos de 100 dólares (pocos menos de 700 mil guaraníes).

Lo que Aliyu no se dio cuenta es que fue visto en el momento en el que consumó el hecho y, además, que en esa comunidad humilde todos se ayudan. Por ello, la voz de alarma sonó inmediatamente. No fueron pocos los trabajadores que salieron a la “caza” del ladrón.

Pocos minutos después, dieron con él. Aliyu, muy asustado, solo esperaba que lo mataran a golpes, como también pasa en algunos lugares. Sin embargo, el destino le regaló mucho más de lo que esperaba.

Obviamente que algún saplé se comió. Tampoco es que eran todas “blanca palomitas”. Pero el “castigo-lección” vino después. Los pobladores hicieron que el joven, con sus propias manos, limpie una alcantarilla que era una verdadera inmundicia.

Está claro que Aliyu no se negó. Con miedo, vergüenza y asco comenzó a limpiar lo que parecería ser hacía años el mundo se hubiera encargado de ensuciar. Cuando terminó su labor, vino la sorpresa. La misma gente que lo estaba controlando, a la que había robado, lo hicieron bañar para sacarse el olor asqueroso que tenía y le regalaron ropa nueva.

Aliyu no dejó nada ni para los pajaritos. El hambre que tenía era inmenso. (Foto: Captura de video)

Al preguntarle porqué hizo lo que hizo, Aliyu fue sincero: tenía mucho hambre. Ahí nomás le sirvieron una comida tradicional de la comunidad que se la devoró. Mientras se alimentaba, comenzaron a filmarlo. Ahí dijo arrepentirse, pidió perdón al dueño y dejó un mensaje lleno de alma: “ya no voy a robar. Jóvenes, no desperdicien su vida”.

En medio de sonrisas y aplausos, aparece una joven que lo mira y también le habla. Todos se ríen. La cara de Aliyu lo dice todo. Finalmente, se fue perdonado, tras “pagar” el precio del aprendizaje, bañado con ropa nueva, alimentado en cuerpo y alma y, además, ¿con novia?

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