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Las confesiones de un pa’i: “dejé a una hermosa rubia para dedicarme al sacerdocio”

Las confesiones de un pa’i: “dejé a una hermosa rubia para dedicarme al sacerdocio”

El padre Ricardo Valenzuela, con su delgadez, sus modales calmos y profunda fe, irradia paz y esperanza a las miles de personas que acuden hasta la Villa Serrana en busca de su ayuda para enfrentar problemas de salud o trabajo a través de una oración.

El actual obispo de Caacupé cumple este año 40 años de sacerdocio y se animó a “confesarse” a Crónica con algunas cuestiones que muestran la otra cara de la moneda de un hombre que tuvo que dejar y enfrentar muchas cosas para seguir su vocación. “De entrada te digo que no me arrepiento de nada. Dios me llamó en la fría sala de una morgue para servirle fielmente”, comentó.

El pa’i Valenzuela contó que, antes de ingresar al Seminario para luego entrar al mundo sacerdotal, tuvo que dejar el amor de una chica’i. “Fue en época de estudiantes, estábamos en el colegio y éramos novios. Nos queríamos mucho. Al terminar el colegio, pasé a la Facultad de Medicina, y ahí me fui dando cuenta de mi verdadera vocación. Un día, llegué y le tuve que decir a mi novia que quería ser sacerdote y que quería ir al Seminario”, señaló.

“Ella no lo aceptaba. Pensaba que le quería dejar por otra y yo le expliqué bien que no. Todo un día nos pasamos en ese debate. Ella me preguntaba los porqués y yo le explicaba y explicaba. Hasta que, al final de ese mismo día, entendió y me dijo ‘andáte, y si te das cuenta que no es tu vocación, yo estaré aquí esperándote’. Así quedamos, fue muy fuerte para ambos, tuve que dejar a una hermosa rubia para dedicarme al sacerdocio. Ya estaba convencido que lo mío era servir a Dios”, agregó.

“Me fui tranquilo. Y ella me esperó tres años, en ese tiempo yo le confirmé que esto era lo mío y que me quedo. Y así, ella aceptó, tomó su camino y yo el mío”, relató con un suspiro.  “A veces nos encontramos, hablamos y recordamos esos momentos. Ella quedó viuda ya. Dejé a una linda y maravillosa mujer por el sacerdocio. Así es la vocación. Como dice Jesús ‘quien no deja padre y madre, hijo y en este caso novia, no puede ser mi discípulo’, y bueno es la única manera”, expresó.

El sacerdote es muy querido por la gente. (Gentileza)

Su papá no quería saber nada de que sea sacerdote

El pa’i Valenzuela confesó además que se encontraba como estudiante en la facultad de Medicina, cuando de pronto sintió el “llamado” y fue con mucha alegría a contar a sus padres. Pero se encontró con una sorpresa: «ellos no aceptaban la idea de que sea sacerdote», sostuvo. «Hay que tener mucho valor para lanzarse de lleno porque hay que dejar muchas cosas. Yo tuve que luchar más bien con el pensamiento de mis padres, sobre todo el de mi papá. Él se opuso porque yo dejé la facultad de Medicina para entrar al Seminario y eso le costó mucho aceptar. Se enojó luego conmigo”, comentó.

“Después de tres años nos volvimos a ver y apenas hablábamos. Pero Dios es bueno y mirá, nos reconciliamos del todo, el día de mi ordenación sacerdotal, ponele que 7 años después más o menos. En ese momento nos dimos un abrazo espectacular y con eso sellamos la reconciliación”, sostuvo.

Los cadáveres le llevaron a tomar la decisión

“El llamado viene de adentro, te hace pensar”, confiesa el padre Valenzuela y señala cuál fue el principal motivo para desviar su camino de futuro doctor en Medicina a ser pa’i.  “A mí lo que me hizo pensar mucho fueron los cadáveres en la morgue cuando acudía a trabajar como estudiante de Medicina. Ahí me di cuenta de mi verdadera vocación y te explico: “Hice un proceso de indagación, de sentimientos encontrados. Los muertos me ‘hablaron claramente’ en el sentido de lo que significa esta vida y la otra vida. Fue contundente. Y escuché una voz (divina) que me decía ‘Ricardo, tengo a muchos que curan los cuerpos, pero no así los que curan el alma’. Y esa frase me hizo pensar y en ese preciso momento comenzó la marcha en un cambio de dirección. Curar el cuerpo, curar el alma. Es todo un proceso que uno va meditando, reflexionando…”, dijo.

“El servicio te tiene que nacer, yo no hago para que me quieran o no. Simplemente me voy a compartir para hablar de Jesús”, finalizó.

 

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