No fue un día más para el pueblo paraguayo. La emoción se hizo sentir. Lágrimas de esperanza y fe se paseaban por el rostro de cientos de personas que a una sola voz coreban una misma frase: “Viva el cardenal”. Las imágenes hablan por si sola. Una multitud se hizo presente en las calles de la capital para acompañar al primer cardenal paraguayo, Adalberto Martínez, luego de su arribo a nuestro país proveniente de la Santa Sede.

Martínez Flores se acercó a su pueblo a saludar. En un momento hasta tomó los celulares de algunos de los feligreses católicos para sacarse una selfie con ellos. Un capo. «Nos ha conmovido que a pesar de estar cansado tras tantas horas de vuelo se ha tomado el tiempo de escucharnos, de bendecirnos y nos ha pedido que recemos por él», sostuvo doña Lucía Recalde, quien dejó un rato sus labores para salir a saludar a Martínez.

El itinerario seguido arrancó por la autopista Silvio Pettirossi, Avenida Aviadores del Chaco hasta República Argentina, siguió por las avenidas San Martín y luego Mariscal López, por donde irá directo hasta la calle Brasil para tomar después la Avenida España hasta la calle Manuel Gondra para retomar Mariscal López y llegar a la Catedral Metropolitana.

«Estoy muy emocionado. No esperaba este recibimiento. Muy agradecido con todos los presentes. En mis oraciones están siempre», dijo el cardenal Martínez. Al ser consultado cual era el mensaje para el país, el dijo que «ningún niño debe quedar sin escuela en Paraguay. Hay muchos niños, adolescentes y jóvenes que están fuera de las aulas, necesitamos también fortalecer la educación de nuestro pueblo y también las familias, realmente las familias son insustituibles para el progreso de un país, para la unificación», señaló.

En todos los tramos, desde la autopista Silvio Petirossi, la gente, sobre todo vecina de la zona y estudiantes de los colegios aledaños al itinerario salieron a saludar a Martínez con pañuelos blancos, globos de colores blanco y amarillo, que conforman la bandera de la Iglesia Católica. Así como también, el Coro de Niños de Luque que acompañó el bus no paró de entonar cánticos para alegrar el viaje del primer cardenal del Paraguay de Luque a Asunción.

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