Cuando recuerda lo que vivió el 11 de septiembre de 2001, don Héctor Jojot mezcla lágrimas y suspiros: contar cómo escapó del piso 83 del World Trade Center es su manera de sobrevivir. La historia de su descenso de las Torres Gemelas, que conserva 21 años después con una memoria fotográfica, se asemeja a una película de terror, de esas que te atrapan y son difíciles de olvidar.

Era martes. El sol brillaba y las nubes estaban ausentes como si fuese un preludio a un perfecto infierno. En cuestión de segundos, el cielo se cubrió de polvo y de dolor. La ciudad de Nueva York, en Estados Unidos, perdió el color y la alegría. Miles de almas -como si fuesen globos- se “escaparon” hacia el cielo para nunca más bajar.

La descripción lo tiene en cada pensamiento. Lo sucedido el 11 de setiembre del 2001 en las Torres Gemelas son recuerdos imborrables para don Jojot, quien estuvo en el piso 83 de la Torre Norte de las Torres Gemelas aquel fatídico día, cuando un ataque terrorista hizo estrellar dos aviones contra lo que era considerado un emblema edilicio de la ciudad de Nueva York, Estados Unidos.

“Gracias a Dios por poder caminar con uno de mis hijos viendo los nombres de tantos que ya no están y estar feliz de que mi nombre no este allí. Eterno descanso para las víctimas de este horrible atentado”, escribió esta mañana en sus redes sociales don Jojot y anexó una foto del momento en que caminaba con uno de sus hijos al costado del memorial que se levantó en honor a las víctimas.

“Pasaron los años, estaba llegando el otoño como ahora, en el hemisferio norte y el sol, casi siempre tímido en New York, brillaba como si otro día maravilloso estuviera a punto de acontecer. Sin embargo, la tragedia nos golpeó, apenas iniciando el día, un día que fue el último para tantos y para mí el día que renací”, dijo el compatriota. “Estábamos en el piso 83 de la torre. Es un milagro que yo pueda estar aquí”, expresó en su momento en sus redes sociales.

“El 11 de septiembre del 2001, bajaba por esas escaleras inundada de gente desesperada, inundada de angustias, inundada de incertidumbre y del agua que bajaba por ellas. Sentí la explosión en mi pecho, sentí al techo desplomarse por parte, y también sentí en mi alma la certeza de que todo estaría bien. Pensaba en Jesús cuando le decía a Pedro, «¿Por qué tienes miedo, hombre de poca fe?». Entonces Jesús se levantó, reprendió a los vientos y al mar, y sobrevino una gran calma, y me hacía bajar con la certeza absoluta de que estaba en manos de Dios, y que aceptaba lo que fuese su voluntad”, relató en una oportunidad a través de su cuenta de Facebook.

“Aún las lágrimas en mi rostro no se secan, aun el dolor en mi pecho no se alivia, todavía tengo muchas preguntas, pero sigo vivo con el corazón agradecido, por una segunda oportunidad”, señaló.

El compatriota se encontraba trabajando en el piso 83 (en total eran 110 los pisos), cuando ocurrió todo el suceso. Don Héctor logró bajar las escaleras y salir con vida del trágico hecho que en principio parecía ser un accidente. El compatriota sigue su vida en el extranjero y asegura que esta tragedia seguirá viva en su memoria para siempre.

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