La noche estaba bien entrada. En un conocido restaurante de la capital del Alto Paraná, algunos comensales seguían dentro del local. Los ruidos de los tenedores y cuchillos alimentando mandíbulas se imponían sobre una suave melodía que daba ambiente. De pronto, se abrió una puerta y apareció un “delivery”. Tras él, otro más. Luego otro… y otro… ¡Y había sido que no eran trabajadores sino ladrones!
Al menos cuatro arrieros armados “disfrazados” de repartidores se metieron al interior del lugar y comenzaron a pelar al rollete a punta de arma. Como en esas películas de robo donde los tipos entran de una por la puerta principal amenazando a todos.
No se salvó nada que tuviera valor. Dinero, celulares y relojes formaron parte de un menú que no tuvo “viro”, porque ¡se llevaron hasta las grabaciones de las cámaras de seguridad!
Una vez que terminaron con el asalto, se subieron a las motos que estaban afuera, en la vereda, esperando por sus dueños. A simple vista, para quienes no sabían lo que pasó dentro, era una situación “normal”, ya que a los ojos del rollete se trataba de cinco trabajadores quienes iban a repartir comida sin imaginarse jamás que el único “delivery” que hubo fue el que llevó cosas ajenas a sus bolsillos.
TE PUEDE INTERESAR:
Comentarios