No era una “alumna ejemplar” pero chuleó bastante bien el tema de los estudios. Todo apuntaba a que era una mujer hecha y derecha a su corta edad. Eso se vio intensificado cuando a sus 24 años decidió dar uno de los pasos más importantes de su vida: decir “Sí, quiero”. Junto a su marido eran de asistir con frecuencia a una iglesia donde, gracias a su poder de oratoria, se convirtió en pastora. Y de golpe, de la noche a la mañana, soltó la Biblia, soltó la oratoria, soltó la ropa y saltó al desnudo.

Esta es la historia de Nikole, de 38 años, quien hace pocos años atrás saltó a la fama con este “cambio” que trascendió en varios medios internacionales. Hoy, sigue con esa actividad, lejos de las prédicas de Dios, y es una de las que más factura en OnlyFans. “Ahora gano 100.000 dólares al mes, más de lo que ganaba en un año como pastora”, afirma la mujer, quien en solo un par de años cuadruplicó sus ganancias en esta plataforma para adultos.

He’i que este cambio comenzó allá por el 2016, cinco años después de casarse. En ese entonces asistió a una función de teatro LGBT. “Yo estaba como, ‘Oh, Dios mío, no creo que sea heterosexual’ y sacudió mi mundo… Sabía que si revelaba mi rareza lo perdería todo porque la iglesia no da la bienvenida a las personas que no son como ellos quieren. Me enseñaron que a las mujeres no se les permite liderar y que deben estar en la cocina y con los niños”, he’i.

Al sentirse que lo suyo no eran solo los hombres, decidió que era momento de pedir el divorcio. Se alejó de su marido y se acercó a un fotógrafo que le hizo su primera sesión de fotos así como Dios la trajo al mundo, momento en que se sintió «sexy y liberada».

Al toque, Nikole se convirtió en stripper y modelo erótica, además de abrir una cuenta de OnlyFans donde publica fotos y videos explícitos, en algunos casos, “sobre pedido” a cambio de dinero.

Por el solo hecho de verla, las personas pagan 25 dólares. Si querés “algo especial”, ella pone el precio. “Comencé muy tímida solo fotos en topless, pero ahora estoy en el punto en el que tomo solicitudes personales y hago videos muy adaptados a los deseos específicos de las personas”, he’i esta madre de 3 peques.

Es más, reconoce que lo suyo va más allá de simplemente lo audiovisual: “Llegué al punto en que me iban a pagar varios miles de dólares por tener sexo con alguien; estaba OK con eso, pero con el Covid eso se canceló”, confesó.

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