La ex-modelo y ex-conductora de TV, Pabla Thomen, estuvo de cumple ayer y sus hijastros con su marido se encargaron de prepararle un festejo sorpresa. Ella se emocionó por el gesto y habló de su relación con los hijos de su marido. Fue un proceso que empezó con errores, con miedo, pero que hoy los tiene integrados como familia, con mucho amor, contó.

«Uno de mis logros importantes es haber ganado el cariño de los hijos de mi marido. Empezar cualquier relación amorosa implica fusionar tu vida con la de la otra persona. Ninguna de las dos debería imponerse sobre la otra. Y amar lo que el otro ama se convierte en prioridad», empezó contando Pabla.

Dentro de esa integración estaba también su perrito que era como su hijo. «Él aceptó a Chiruzo porque sabía lo que representa mi perro para mí. Hoy son grandes amigos y se quieren mucho. Y en mi caso eran sus hijos a los que debía ganarme porque eran el amor más profundo que él poseía. Por tanto mi objetivo principal fue lograr que me aceptaran en sus vidas», relató Pabla.

«Fue un reto, ya que la imagen de las madrastras estaba estereotipada con los típicos cuentos de Cenicienta, Blancanieves y otras historias donde las dejaban como malvadas», dijo. Contó que se prometió que no se convertiría jamás en ese tan despreciable que crearon los cuentos infantiles.

Pero pasaron cosas. «Me acuerdo que la primera película que se me ocurrió ver con mi hijastra fue justamente CE-NI-CIEN-TA!!! Con la actriz Drew Barrymore. Mi inexperiencia en la elección de la película provocó un susto en aquella niña que también estaba viviendo una experiencia nueva conmigo», recordó y lo citó como su primer error.

«Me mandé ese error que años después nos confesó que fue llorando junto a su mamá por miedo a que le pasara lo mismo que a Cenicienta. Me sentí mal por ser responsable de esas lágrimas», contó Pabla. «Ella estaba poniendo también de su parte para que yo me integrara a su vida porque ambas teníamos un común denominador: el amor hacia su papá», explicó.

«Yo también era importante en su vida y tanto ella como su hermano sabían eso y, pese a sus cortas edades, lo respetaron porque el amor que sentían por su papá no era egoísta y deseaban su felicidad. Pero el tiempo y las oportunidades que tuve después sirvieron para revertir toda imagen negativa creadas por prejuicios hacia las madrastras», comentó Pabla.

«Hoy nos decimos ‘te quiero’ con sinceridad en cada encuentro. Y este gesto que tuvieron ellos por mi cumpleaños que comparto hoy con ustedes es una pequeña muestra del cariño que construimos como familia, porque el amor se gana, se construye, se refuerza para que perdure por siempre», compartió.

Pabla explicó que su hija Almita terminó de ensamblar con más amor a su familia «para hacerla más perfecta y unida». «Me siento bendecida», remató.

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