Marie Ortiz fue a visitar un centro comercial en el centro de Asunción. Dejó estacionado su vehículo en un lugar permitido. Allí se le acercó un cuidacoches y ella, amablemente, le contestó que “a la vuelta te doy” por “cuidar” el rodado.

Sin embargo, al volver se encontró con una sorpresa desagradable: el cuidacoches lejos de hacer lo que su nombre indica, destrozó el rodado ajeno y lo dejó con rayadura.

La joven realizó la denuncia vía redes sociales y se sintió bastante dolida por lo sucedido. “¿Que tan perjudicial puede ser tomar la decisión de ir a comer al centro y responderle a un cuidacoches «a la vuelta te doy?’ Harta», escribió la joven en sus redes sociales y anexó fotos y videos de cómo quedó su rodado.

El lamentable suceso ocurrió asobre  la calle 25 de Mayo casi Caballero, zona céntrica de Asunción, cuando llegó al lugar y primeramente le había sorprendido que no vicheó a algún cuidacoches.

Pero al rato de estacionar y bajarse de su vehículo, se le acercó un cuidacoches y le pedía que le pague por su “servicio”. Ella contestó que lo iba a hacer cuando retorne a su vehículo, pero obtuvo la siguiente respuesta: “por adelantado es el tema” en un tono hasta si se quiere agresivo. Marie le volvió a repetir que lo haría al volver y se fue. Al regresar se encontró con que su vehículo fue atacado.

Por su parte, el director general de Gabinete de la Municipalidad de la Capital, Federico Mora, lamentó el incidente y sostuvo que lo ocurrido saca otra vez a flote la necesidad de discutir sobre la implementación de un control mediante un estacionamiento tarifado que incluya también la formalización de estas personas que deambulan por las calles asuncenas.

“Es una situación difícil que pone de vuelta sobre la mesa, que evidencia el escenario y la problemática que tenemos con el estacionamiento, por una parte una informalidad que implica un problema social”, dijo a la 1000 AM.

Muchos en redes sociales aseguraron que la única solución que hay es hacer «volar» a los cuidacoches de las calles, pero que para ello es hora que la Policía Nacional se ponga las pilas y comience a trabajar de manera preventiva, atendiendo a que más allá de la coerción (al obligarte a pagar por su «servicio») están los enormes perjuicios que producen, como en este caso sucedió de nuevo.

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