En la ciudad de Bucaramanga, en Colombia, un fulano andaba con un “antojo” medio raro. Es por eso que tras averiguaciones, encontró el lugar en el cuál sacárselo: un motel. Llegó hasta el lugar en un automóvil de lo más tranqui si saber que esa sería la última vez que vería lo que tanto deseaba.

Cerca de las 4 de la tarde, el prójimo se fue cayendo en el “matadero” con un tanque de combustible de unos 200 litros que tenía dos agujeritos, como para poder mirar a través de la pared metálica. Les explicó a los encargados del lugar que se trataba de una “fantasía sexual” que quería cumplir y, como en principio no se veía nada peligroso, ya que estaba vacío, lo dejaron pasar.

Una vez que tuvo el visto bueno les avisó que en minutos más iba a llegar una pareja. Efectivamente, un toque más tarde, se fue cayendo un hombre con una mujer dispuestos a dejar escapar sus más oscuros deseos. Tres horas más tarde, la pareja abandonó el lugar como si todo hubiera pasado.

Al cumplirse el plazo del alquiles de la habitación, uno de los encargados dio aviso al que entró primero. Ni señales. Fue por eso que tras insistir algunas veces, decidió que lo mejor era entrar a averiguar qué onda. Fue allí que vio el tanque que trajo el fulano y lo encontró dentro del mismo sin signos vitales.

Llamaron a las autoridades, quienes unos minutos después llegaron al lugar, y pudieron determinar, tras una serie de observaciones y exámenes, que en la “fantasía sexual” no le salió el tiro como quería ya que se desmayó como consecuencia de estar tanto tiempo encerrado dentro de un tanque con fuerte olor a combustible, lo que le terminó provocando una intoxicación que lo llevó a un paro respiratorio; directo al más allá.

Se está investigando si fue solo un accidente o hubo algo más.

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