Si hay noticias que te levantan el ánimo, que te llenan de humanismo el alma, esta es una de esas. Una reunión familiar en el patio de la casa de golpe se transformó en tragedia. Se dieron cuenta que la “bebé” de la casa, de solo dos añitos, no estaba por ningún lado. Al toque llamaron a los polis y a los vecinos para ayudar a buscarla. Como viven pegado a un arroyo, sabían que lo peor podía ser realidad. Ni bien los uniformados llegaron al lugar vieron a la criatura y empezó en una carrera contra la muerte ¡que ganaron!

Uno de los oficiales, de 32 años, comenzó a hacer los trabajos de reanimación que había aprendido en su paso por la academia policial. Ese accionar, fue determinante para salvar a la pequeña, que fue hallada flotando, boca abajo, en aguas del arroyo.

Una vez que la sacaron del agua comenzaron con los trabajos de reanimación que siguieron en la patrullera. Mientras que el que trataba de reanimarla iba en el asiendo del acompañante peleándole a la muerte su compañero iba como torpedo rumbo al hospital.

“La persona que nos llamó estaba muy alterada, así que no teníamos certeza de qué había pasado. Junto a los agentes llegamos en pocos minutos, justo en el momento que un vecino saca a la nena del agua y me la entrega en brazos. Ahí noté que estaba cianótica, tenía los párpados y labios morados, no respiraba y tampoco percibí latidos del corazón”, relató el uniformado que le salvó la vida en comunicación con Clarín.

“Apenas noto esta situación, empiezo a hacerle RCP y maniobras de Heimlich mientras nos subimos al patrullero para llevarla al hospital”, indicó. “En el camino veo que la nena devuelve un poco de agua y espuma por la boca, siento que empieza a respirar pero no llora y su ritmo cardíaco era muy bajo”, explicó.

“El camino (de alrededor de 2 kilómetros) no está en muy buenas condiciones, pero fuimos lo más rápido posible, entramos al hospital con la sirena y bajé corriendo directamente al shockroom. Ahí nos recibió el médico de guardia y me preguntó qué había pasado en el camino. Le di la información que tenía y le colocó oxígeno. Al ratito la nena empezó a llorar”, dijo el uniformado, aliviado tras el dramático momento vivido.

Ese accionar fue clave al punto que a las pocas horas la nena fue dada de alta, al no encontrársele más agua en los pulmones, y pudo retornar con su familia.

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