El prójimo no quería saber más nada de andar sin “efe” en el bolsillo. Quería para su “porquería”. Entonces, como cuando ya están desahuciados no les calienta nada, el fulano entró a robar a una casa sin imaginarse jamás cómo terminaría la cosa. Es que solo quería para su “aguinaldo” pero, después que le pillaron, recibió hasta para “lorreye”.

El tipo no se dio cuenta que los dueños de casa ya habían alertado a los vecinos y estos solo se limitaron a esperar a que el badulaque salga en la que estaba como si nada en la casa ajena. Pero, no. Ni bien puso un pie en la calle, empezaron a rifar tongos y patadas y ¡adiviná qué!… ¡Sí! El chespi tenía todos los números.

Le dieron para que llegue sin ganas de nada hasta Reyes por lo menos. Fueron los polis de Trinidad quienes llegaron al lugar para poder “salvarle” el pellejo y llevárselo detenido.