La arena delicada recibe a un agua agradable que con gracia golpea la costa. Se muestra “cristalina” e invita al cahpuzón. Unas piedras ubicadas en uno de los lados dan un toque paradisíaco al lugar. Todos quienes están ahí pasan momentos por demás agradables. Lejos del hakuvo insolente que golpea sin respeto, refrescarse en el arroyo Yhaguy Guazu parece algo sano. Tranquilo. Sin embargo este cauce de agua es traicionero. En un abrir y cerrar de ojos la alegría se transforma en tragedia. Así lo hizo saber un joven de 20 años quien entró y, lastimosamente, ya no salió.

Están quienes aseguran que hay un pozo muy profundo que chupa y estira hacia el fondo. Y ya no se puede salir. Al parecer, esto es lo que habría pasado con este joven que, según las autoridades, residía en Yaguarón, ciudad de la que se trasladó hasta la zona del Pirareta para pasar un domingo diferente.

Las personas que estaban con el mismo cuando vieron que salió nuevamente a flote fueron en su rescate. Pero ya era tarde. Nada se pudo hacer por el mismo. Lo trasladaron de igual manera hasta un centro de salud donde se constató que estas aguas hermosas y pacíficas en apariencia se llevaron una nueva vida de manera traicionera.

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