Finalmente, luego de una exploración del túnel que se usó para el mega robo a los cambistas, se pudo determinar que el punto de origen del agujero en la tierra que usaron para llegar a la bóveda principal estaba a unos 185 metros, por debajo de un par de negocios en los cuales se vendían cubiertas para vehículos, por un lado, y ropa, por el otro.

Recién ahora, que se produjo el robo y se detectó el lugar en el que montaron todos los equipos de trabajo, se supo que los locales en cuestión no abrían de manera continua como lo hacen todos los comercios, sino que “trabajaban” de manera intermitente, de acuerdo a los testimonios que están recogiendo los investigadores.

La encargada de la administración de esos locales comerciales he’i que quienes alquilaron el lugar son de origen rapai, lo que lleva a confirmar cada vez más las sospechas que el grupo que cometió este importante robo tiene su sede del otro lado del Paraná.

Como evidencias, solo se encontraron algunas prendas manchadas con barro y algunos elementos que habrían utilizado para la excavación del túnel que tendría poco menos de 300 metros de largo, atendiendo a que no va en línea recta al local asaltado del que se especula habrían llevado entre 15 y 20 millones de dólares.

Además, encontraron un boquete de 60 cm de diámetro que conecta con el túnel y de allí se incautaron dos celulares. También botellas de plástico con adherencia de barro, equipos de oxigenación, motor extractor de aire, baterías, equipos de excavación, sogas, mazos y un barrote de hierro tipo pata de cabra.

Para llegar al objetivo, se habrían aprovechado las explosiones de petardos del 3 de febrero, fecha de San Blas, santo patrono de Ciudad del Este, en la que se hizo una fuerte detonación para vencer la última barrera. Se calcula que estuvieron, aproximadamente, un año trabajando en esto para no levantar sospechas.

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