La adrenalina estaba a full. El rugir de los motores del avión al llegar a los 6 mil pies de altura marcaban que el momento del salto había llegado. 5 paracaidistas se preparaban con todo, dentro de una jornada especial, y ni bien recibieron el ok fueron lanzándose uno tras otro. Hasta ahí, todo bien. El tema es que una vez que surcaban los cielos apareció un protagonista que no estaba invitado: el viento. Al final, varios de ellos fueron a parar a cualquier parte. De hecho, uno terminó cayendo sobre el techo de una casa.

El fuerte ruido de las chapas de eternit explotando alertaron a la dueña de la vivienda. Cuando salió a vichear se encontró a un prójimo colgando de su techo. No se trataba de un “yakare” extremo o de un enamorado que la quiso impresionar. Nada que ver. Era uno de los paracaidistas que, arrastrado por el viento, fue a parar a casi 1 kilómetro del lugar en el cuál estaba fijado el punto de caída.

El singular hecho se dio un rato antes del mediodía de este sábado en Pedro Juan Caballero. La jornada estaba marcada como parte de una actividad organizada por la Asociación de Paracaidistas del Amambay. Quienes se lanzaron debían llegar hasta la cancha de fútbol del Club Independiente, pero por “decisión” de la naturaleza solo dos serían quienes lograron el cometido. Los otros tres terminaron en cualquier parte, incluido quien fue a parar por la casa ajena.

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