«Hoy les voy a contar de cómo me enteré que era cornuda, ya que de los cuernos y de la muerte nadie se salva» comenzó escribiendo Rita Fernández, más conocida como Rita la pastelera, ya que cuenta con una página donde muestra sus recetas, en especial sus super tortas.

La historia comienza por el año 2018, cuando Rita y su ména acababan de llegar de Ecuador y todo era muy incierto en la casa. Ya llevaban dos años de casados, él consiguió club y a ella le salió un laburo en la Unión Europea.

El hombre apenas comenzó a entrenar sufre una lesión, se sometió a una cirugía y e hizo reposo en la casa, mientras ella salía todos los días a trabajar.

«A principios de ese año yo tuve un altercado con sus familiares, y no quedamos en buenos términos. Yo sabía que ellos decían cosas de mí, pero obvio esta persona no me contaba. Al contarle a mi mejor amiga me aconsejó abrir whatsapp web y lo hice» contó, aclarando que ella no buscaba otras mujeres, sino saber qué decía la familia de él sobre ella.

«Un día estaba en la oficina, cuando veo que él manda un audio a un tal Doctor Duarte *nombre ficticio*, y esto me llamó la atención porque ese no era el apellido de su Doc, pero dije que capaz estaba buscando otras opciones. Ignoré nomas y seguí con lo mío. Pero, había algo que me decía ACÁ PASA ALGO RARO. Entonces horas después me metí al baño de la oficina para escuchar ese audio de 7 segundos donde el decía que la extrañaba, que le quería ver, que yo no le hacía caso«, siguió el relato.

Rita contó que comenzó a temblar y que necesitaba ir a su casa para agarrarlo infraganti y de Santa Teresa a Ñemby llegó en 5 minutos.

«Lo primero que le dije fue DAME TU CELULAR, y vieron el papel? Blanco? Bueno, así mismo fue su cara y decía ¿para que? ¿Por que?» Con risa nerviosa de por medio, y como él se hacía del ñembotavy, reproduje el audio», contó la mujer quien reclamaba si no era suficiente para él, mientras que el pillado pedía perdón.

«Me dijo que fue solo ‘una vez’, en el 2015 cuando un equipo auriazul jugaba partidos de Sudamericana, la doctora que no era doctora sino que periodista, viajó con ellos y que ahí empezó todo» dijo en su relato.

La mujer contó que al final no le rajó de la casa en ese momento al infiel, por su condición de lesionado. Que estuvieron un tiempito juntos pero luego decidieron separarse. Pero antes de terminar ella dejó una moraleja: «no perdonen cuernos, ser infiel es una decisión, y en ese momento no les importa nada. Solo se «arrepienten» cuando se les pilla».

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