Rocío Gómez. Corresponsal.

Doña Juana (37) ríe cuando a ella y sus hermanas le preguntan a qué se dedican. “Mi hermana responde que es peluquera, la otra que es manicurista y yo que soy gomera. Todos me miran asombrados”, comentó.

Desde hace 5 años dejó su amada cocina y su mundo gira alrededor de cubiertas, ruedas, gatos hidráulicos y llaves. Si, junto con su marido decidieron abrir su gomería en el barrio San Isidro de Encarnación. Comenzó con una máquina, un compresor y una llave. Hoy, su local es uno de los más visitados en el “Sur del país”. «Comencé con una hamburguesería, pero luego decidí meterme en esto. Fue todo un desafío, pero me animé y aquí seguimos», expresó.

“Comenzamos muy de abajo, prácticamente sin peso. Al principio me costó, pero ahora ya no. Logré aprender. Tengo técnica y eso es lo más importante. Hace 6 años que me dedico a esto. Al principio lo que más me costó fue armar y desarmar las cubiertas, pero aprendí, todo se aprende”, dijo.

Sus manos engrasadas y sucias demuestran su pasión por lo que hace. A veces, tropieza con comentarios negativos, pero ella le pone pecho al asunto y no hace caso al que dirán. “Comentarios machistas siempre hay ¿Qué pio vas a hacer? ¿Cómo vas a hacer eso? No vas a poder… Todas esas cosas. Hay machistas, muchos que no quieren que la mujer le atienda, el hombre cree que la mujer no va a poder y no es así, todo se puede”, añadió.

Ella ya está al pie del cañón ni bien el sol se asoma. Y termina cerca de la medianoche voi. Se abrió camino en este ámbito dominado por los arrieros y con su profesionalismo busca barrer con ese prejuicio. “Todo se puede, el que quiere trabajar puede. Tanto hombres como mujeres, uno cuando se propone algo lo puede lograr”, expresó.

Doña Juana pone día a día a prueba su conocimiento y talento. Está dispuesta a probar que es tan buena o mejor que cualquier hombre.