Las cámaras de seguridad no registraron nada. Es que la casa no tenía cámaras. Por eso, saber la cantidad de gente que ingresó a la casa mientras el dueño roncaba como un tractor viejo, es algo que la policía está investigando. Pero más allá del número de delincuentes, lo que llamó poderosamente la atención es lo que se llevaron.

Hacé de cuenta que querés comerte un rico asado. Mucho luego. Entonces, lo primero que se te cruza por la cabeza es que precisás la carne. Bueno, los malevos se llevaron ¡10 kilos! que estaban en la heladera. Para sentarte a comer, tenés que lavarte las manos. Bueno, los malevos se llevaron el lavamanos del baño.

Y, obviamente, si comiste una buena cantidad de porciones, el cuerpito hace su trabajo y por algún lado tienen que salir. Bueno, los malevos se llevaron ¡el inodoro! ¡Qué ca…nallada!

Lo curioso del robo dejó varias dudas a los habitantes de la casa. Pero la más difícil de contestar es ¿dónde “vamos de cuerpo”? Justo después del feriado, en ese domicilio sus ocupantes tuvieron que salir con el papel higiénico bajo el brazo rumbo a la casa de algún vecino que les permita “aromatizar” el ambiente. Al menos hasta que un plomero o albañil los salve de la situación.