Un fulano entró a cometer un robo a un comercio. Una vez dentro, sacó una feroz arma larga y amenazó a quienes estaban que les entreguen todo el dinero o la morcilla se podía poner negra. Lejos de querer exponerse, quienes se encontraban en ese momento trabajando accedieron a sus pretensiones. Sin embargo, en un momento se dio un forcejeo y el ladrón terminó corriendo del lugar dejando su escopeta.
Conforme reza el parte policial, el fulano llegó a un local que se dedica a cobranzas. Encaró a las personas que se encontraban en el lugar y se consumó el robo. Sin embargo, uno de los trabajadores intentó salir del lugar y se produjo el forcejeo. La víctima logró zafar y salió en busca de ayuda.
El ladrón entró en corto y solo reaccionó a salir corriendo con unos 2.500.000 y medio de guaraníes que tenía consigo. Sin embargo, se olvidó el arma en un sillón que se tiene en el local para que la gente se pueda sentara esperar su turno.
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