Lo suyo es, cuando menos, circense. El tipo demostró una capacidad de la gran siete para colarse por espacios ínfimos, así como hacen los contorsionistas cuando por poco no se meten en cajas de fósforos. De hecho, si no quedaba grabado…

El fulano llegó frente a una despensa. Se dio cuenta que no estaba nadie. Miró para acá, miró para allá y como todo estaba tranquilo, decidió meterse por el espacio menos pensado. Para tener una idea, el lugar por el que entró es donde se pone la famosa “puertita” en la reja como para poder hacer pasar una botella de gaseosa.

Sacándose las zapatillas con mucho cuidado para no hacer ruido, primero colocó una pierna del otro lado. Luego se encorvó de manera tal que logró, con un poquito de esfuerzo, colar los hombros. ¡Increíble! Ahí se estiró hacia adelante y ya entró.

Buscó lo que quería, que se llega a entender que es algo de efectivo de la caja, y luego salió de la misma manera en la que entró para irse como si nada. Una cámara de seguridad permitió identificarlo.

Eso sí, si la Policía lo agarra, más que encerrarlo van a tener que atarlo.