LORENZO AGÜERO. CORRESPONSAL
SAN PEDRO. Con la fe puesta en la Virgen y los pies en los pedales, cientos son los ciclistas que van hasta la Villa Serrana para pagar una promesa o bien para realizar un pedido a la Virgencita Azul de Caacupé.
Ya es costumbre para muchos devotos, en este caso los bicicleteros, que alistaron sus dos ruedas e hicieron un pequeño esfuerzo más para llegar hasta la casa donde los espera la Santa Patrona de nuestro país.
Uno de estos grupos de ciclistas partió el lunes desde San Pedro de Ycuamandyyú. Roberto Gómez, Carlos Benítez, Ariel Benegas y otros más fueron acompañados por Óscar Wolf como apoyo, salieron en bici y pedalearon unos 300 kilómetros voi para ir a parar en Caacupé.
Óscar Wolf contó a Crónica “que salimos a las 10:00 de San Pedro y nos desplazamos por la Ruta Nº 11 ‘Juana María de Lara’. En tres horas llegamos a la Ruta N.º 3 ‘General Aquino’, hasta Santa Rosa del Aguaray, de ahí nos desplazamos hasta el cruce 6 mil Defensores de Guayaibí, donde quedamos para descansar. En la madrugada retomamos camino hasta Caacupé, y cansados pero con la fe puesta llegamos esta tarde (por ayer)”, he’i.
Los péndex peregrinaron para pedir por la salud de ellos, la de sus familiares y amigos, y para agradecer por los favores que han recibido.
Caazapeños pedalearon a full, cargados de caramelos
Cargados de agua y muchas cosas dulces, Javier Zárate Lezcano es uno de los 13 ciclistas que salieron el sábado aproximadamente a las 18:30 de la ciudad de Caazapá y llegaron cerca de las 7:00 del domingo a la capital espiritual para pedir por su salud y la de su familia. Javier cuenta que hace cuatro años van en bici hasta la basílica pero en el 2016 debió interrumpir la tradición. “El año pasado no pude acompañar al grupo, porque mi mamá tuvo una cirugía y me quedé a cuidarla”, dijo.
Un “lindo perrito” les salió enfrente
El grupo de Javier tuvo que sortear varias dificultades que implican viajar en bici. Al muchacho le salió un jugua’i en el camino, lo que hizo que cayera a la cuneta, pero afortunadamente y gracias a su fe no le pasó nada. “Siempre salen, les llaman la atención las luces que usamos”, comentó. En su hazaña, el joven relata que fueron por la Ruta N.º 8 y entraron en el cruce que va hasta Paraguarí, de ahí fueron hasta Caballero donde volvieron a entrar en el cruce que los lleva a Valenzuela hasta Itacurubí y de ahí finalmente al punto esperado.
ACOMPAÑADOS
Control intenso
La mayoría de los ciclistas van con un mecánico, que una vez que ellos paran para descansar inspecciona todas las bicicletas.
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