La práctica de grabar las riñas en las escuelas y subirlas al YouTube o sacarse fotitos subiditas de tono y pasarlas por WhatsApp se ha convertido en una constante, como si fuera algo gracioso.
Es una forma más de ridiculizar y devaluar al otro. El abuso por internet tiene una expresión más alarmante, que es la de los acosadores adultos que se hacen pasar por jóvenes y que hábilmente a través de los foros (chat, messenger, etc.) consiguen seducir a sus víctimas con efectos graves en la salud física y mental de los jóvenes.
Un grupo de profesionales invitados por la consultora de Psicología Griben realizó un taller en la Unigran filial de Itá, para hablar de la influencia que hoy día tiene la tecnología en nuestra vida cotidiana. Se habló del sexting, o lo que se conoce como actividad de mandar mensajes subidos de tono, para junio preparan otro taller sobre cómo detectar abusos.
El acto en sí no es malo, pero su práctica puede tener consecuencias negativas por culpa de una selfie de alto voltaje.
Es clave saber todo lo que implica compartir imágenes o videos que te pueden afectar el día de mañana, pensar con quien se está chateando y el grado de confianza que se tiene.
Hablar del tema
En la familia, en los espacios educativos, para concientizar sobre estos temas y no convertirlos en tabú.
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