• AÑOS. Este noviembre será 6 años de aquel terrible hecho que quedó grabado y será recordado siempre

LAMBARÉ. Cómo olvidar aquel 29 de noviembre del 2012, cuando un enorme raudal se llevó todo a su paso en el barrio Santo Domingo, y en medio de la correntada se lo vio a César Guanes, quien quedó inmortalizado para el recuerdo.

El mecánico, que trató de rescatar los autos de sus clientes que estaban en la vereda de su casa, frente mismo a su taller mecánico, quedó como un trabajador de primera, más allá que lamentablemente el “riacho” hecho por la intensa lluvia se llevó dos vehículos.

Esta es una historia que se hizo muy conocida, no solo por la valentía que tuvo el hombre queriendo rescatar los autos de sus clientes, sino por la frase que le decía el vecino de enfrente que le gritaba una persona desde el otro lado: “Dejá nomás Cesar”.

“Se fueron dos autos, se pagó todo porque se hizo pollada para juntar la plata, fue una desgracia con suerte y hasta ahora la gente se acuerda de ese momento”, contaba César.

Resaltó que muchas personas que pasan por el taller y lo ven en su vereda lo saludan, pero ya no como antes, sino diciéndole la frase “viral”.

“Todos ya me conocen por lo que pasó, así que la gente me saluda con ‘dejá nomás César’, y yo les saludo. Con esa frase todos me conocen”, decía el karai en medio risas.

Mientras miraba la vereda de su casa y la calle que cambió de “rostro” luego de aquellos últimos incidentes, aseguró que esa fue la primera vez que tan fuerte llovió como para llevar todo a su alcance y desde que las autoridades repararon, la zona todo es diferente.

“Un año después de lo que me pasó lastimosamente murió un niño también por el raudal. Después de eso todo cambió y ahora cuando llueve ya no se siente nada, es todo más tranquilo”, terminó diciendo.

“Mi mamá se arrodilló frente a un santo y rezó para que no me pase nada”

Recordando aquel día, dijo que mientras él estaba tratando de rescatar los autos del raudal, su mamá en medio de la desesperación al saber lo que estaba haciendo su hijo, se tiró de rodillas frente a su santo y pidió para que no le pase nada.

“Me contaron después nomás, porque yo estando acá no pensé en nada, solo en salvar los autos. Dicen que mi mamá se arrodilló frente a un santo y rezó para que no me pase nada. Como digo, fue una desgracia con suerte”, terminó diciendo el mec