MISIÓN CUMPLIDA. Tras 30 años de sudar la gota gorda en las filas de la Policía Nacional, se retiró para acogerse a la tan añorada jubilación la comisario Elisa Ledesma, quien se destacó los últimos años como jefa del Departamento de Relaciones Públicas de la Policía Nacional. Aunque Ledesma reconoció que ya desea descansar, no pudo negar que de cierta forma va a extrañar esa noble labor de servir a los demás y que varias anécdotas quedan para la historia familiar.
Una de las cosas que quedarán en su memoria indudablemente son los días incansables de servicio que prestaba durante la novena de la villa serrana. “La satisfacción siempre fue para mí el servicio en Caacupé, voy a extrañar servirle a la Virgencita, entregarle a ella ese sacrificio, pidiendo por la salud de la familia es algo que no tiene precio”, dijo.
Agregó que este año también estará, pero ya no como policía, sino como peregrina. “Voy a estar ahí, pero ya mirando del otro lado”, he’i. Ledesma celebra que se retira con el “deber cumplido”.
“Seguí tal cual la misión y visión de la institución policial. No le falté al respeto al uniforme ni a la institución en ningún momento. No apañé a nadie, si teníamos que dar nombre, dábamos, me costó amistades eso en las filas policiales”, siguió.
Dos procedimientos la marcaron para siempre.
“En mi vida no voy a olvidar, cuando ocurrió un asalto, mi esposo (también policía ya jubilado) estaba de guardia y escuché por radio que él murió, me marcó toda la vida. Realmente no murió, pero sí le dispararon y quedó sin poder caminar un tiempo. El otro fue el incendio del ‘Panchito López’”, omombe’u.
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