En la ciudad de Paraguarí, loperro no se andan con chiquitas, ya que la adrenalina f luye constantemente por sus venas en la ciudad por sus corridas de toros, bellas damas y el “Chiqui” Arce.
En la fiesta patronal realizada en la plaza de toros San Juan hubo un torín de aquellos, con cornudos re-ñarõ y corajudos toreros que deleitaron a la multitud con sus destrezas y valentía.
Todas las acciones eran vitoreadas por los presentes en las gradas, que estaban eufóricos por el espectáculo taurino y por los litros y litros de la rubia espumante y otros líquidos anexos que corrían de mano en mano para combatir el mbyry’ái y de paso alegrarle el espíritu al público.
Pero recién a eso de las 3:00 de la mañana, cuando la birra y la bilirrubina ya estaban bien mezcladas, se vio otro “show”. Dos varones que estaban “entusiasmados” a full upépe ojodesafía entre ellos para ver quién-pa era más “toro”.
Los amis ombojo’a efectivo y salieron al ruedo para un cruce de paleta amistoso, al estilo MMA, por supuesto, ha opa’ã hese en un moquete ikáchova. Cada tongo y patada iban acompañados por sonoros gritos de los testigos.
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