Una magia que tiene el teatro es que puede actualizarse al pucho. Y más si es una obra humorística que puede usar cosas que el día a día arroja para reír por no llorar.
Y pucha que como cuesta hacerle reír a la gente. Entre inundaciones, la Ande con sus tarifazos y el carnaval del Congreso, hay una luz en el fondo del túnel o mejor dicho, al principio del teatro donde “Las Karashans 2.0” en dos horas y minutos más, te ponen la realidad social en un modo umplugged. Gustavo Cabaña, Manni Delvalle, Walter Evers y un soporte de bailarines y cantantes te llevan de la mano o mejor dicho de la boca a través de risas a alegrar el alma.
Si hay algo que esta vuelta me sorprendió es el personaje del colectivero de Cabaña. Hilarante y bien logrado. Gustavo consiguió hasta darle una característica física a su nuevo personaje que te contagia con sus muletillas hasta después de horas dejar el teatro.
Las improvisaciones de todos los actores son un plus que lleva a los propios protagonistas a reírse.
Obviamente no es la cura a los problemas, pero “Karashans 2.0” tiene un analgésico a todo lo que nos preocupa. ¡Recomendada!
“Las Karashans 2.0” en dos horas y minutos más, te ponen la realidad social en un modo umplugged.
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