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Con la venta de frutas hizo estudiar a sus hijos

Con la venta de frutas hizo estudiar a sus hijos
  • Es una de las tantas luchadoras que no saben de cansancio ni enfermedad a la hora de cuidar a sus familias

“La mujer paraguaya no sabe de cansancio ni enfermedad, es luchadora de naturaleza”, resaltó doña Gordina Gamarra, de 65 años, quien trabaja hace 48 años en el Mercado 4.

Doña Gordina tiene 4 hijos, todos profesionales gracias a la venta de frutas y verduras que hace desde su puesto sobre la avenida Rodríguez de Francia. “Mis hijos quieren que ya deje de trabajar, que me quede en mi casa, me dicen que ahora les corresponde a ellos retribuirme todo el sacrificio que hice por ellos. Pero yo ¡me muero! si dejo de trabajar”, confesó.

Contó que todos los días se levanta a las 3 de la mañana para llegar al mercado desde San Lorenzo y cumplir con su jornada laboral. “No quiero depender de nadie, me acostumbré a trabajar y tengo vergüenza de pedir. Gracias a Dios soy sana, pero si me llego a quedar en la casa seguro me voy a enfermar, voy a seguir viniendo hasta que Dios me dé fuerzas”, comentó con orgullo la señora. Así como muchas mujeres trabajadoras, Gordina, a pesar de sus 65 años y con un hijo contador y otro administrador de empresas, dice que le gusta ganar su platita por ella misma.

Cada 24 de febrero se conmemora el Día de la Mujer Paraguaya, la más gloriosa de las mujeres, la más sufrida y luchadora, merecedora del premio Nobel, según el propio papa Francisco. “Ustedes saben que en toda América la mujer paraguaya es la mujer más gloriosa” dijo el líder de la Iglesia Católica, cuando visitó el Paraguay en julio del año pasado.

Sin hora, ni feriados

En el Mercado 4 se encuentran varias mujeres igual a doña Gordina, que no saben de enfermedad ni feriados, con tal de vender algo y así poder mantener a sus hijos. La mayoría de estas doñas son mamá y papá, “es difícil tener pareja cuando se trabaja en el mercado, porque no se tiene un horario fijo. Hay veces en que se tienen que esperar hasta tarde para tratar de vender un poquito más y otras veces con suerte se vende todo temprano, el hombre no entiende eso”, mencionó la doña.

“No me gusta pedir”

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Otra de las sacrificadas mujeres del Mercado 4 es doña Carmen, que a sus 68 años sigue recorriendo para poder vender sus camisones, toallitas y hojas de afeitar para así salvar su pan de cada día.

“Así vendiendo estas cosas hice crecer a mis 6 hijos, les hice estudiar, por lo menos su colegio terminaron todos. Solo uno de ellos quiso seguir la Facultad y con mi venta le ayudé y ahora es profesional”, comentó ña Carmen.

La doña llega todos los días desde el barrio Ricardo Brugada al mercado, en horas de la tarde. “Por la mañana tengo que quedarme en mi casa a cocinar y cuidar de mis nietos, porque mi hija trabaja”, dijo la señora, quirn siempre trabajó para no pedirle nada a nadie.

Hace 22 años trabaja en el mercado y gracias a que recorre todos los días es sana. “A mi edad ni siquiera colesterol tengo, che guapa reive” he’i.

La señora Carmen vende camisones en el Mercado 4.

Ella salva los gastos diarios de la casa

3-FOTO-3“No es fácil para una mujer salir a trabajar, pero por nuestros hijos el sacrificio no se siente”, mencionó Silvia Galeano (58), quien vende verduras en el Mercado 4 hace 30 años.

Ella viene de Luque de lunes a lunes, no hay feriado ni mal tiempo que le impidan trabajar. “Tengo que llevar el pan de cada día, tengo 5 hijos que ahora ya son todos grandes, pero igual me necesitan y por ellos vengo a trabajar” he’i.

Además, comentó que si bien tiene pareja, este no tiene un trabajo estable, por lo que es ella la que salva los gastos diarios de la casa.

Silvia Galeano, vendedora en el Mercado 4 hace 30 años.

“Ahora trabajo para mis nietos”

3-FOTO-4JPGHace 34 años que doña Fermina (66) trabaja en el Mercado 4 vendiendo frutas.

“Todos los días vengo desde Yaguarón para vender las frutas que mi marido planta, tengo dos hijos, quienes hoy día son profesionales gracias a lo que gano en el mercado. Uno es ingeniero informático y el otro ingeniero metalúrgico», mencionó la doña.

«Demasiado quieren que deje ya de trabajar, pero yo quiero sentirme útil y tener mi propio ingreso, así también puedo malcriar a mis nietos”, añadió.

“Pero por ahora ya vengo menos porque soy diabética y este calor me hace mucho mal, no quiero dejar de trabajar, pero creo que tendré que dejar por mi salud”, comentó.

Fermina viene desde Yaguarón todos los días al Mercado 4.

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