Oldenburg, una ciudad al noroeste de Alemania, estaba conmocionada desde hacía una semana. Con sus casi 170 mil habitantes y un paisaje dominado por lo tradicional, la noticia de la desaparición de un chico de solo 8 años había sumido a todos en un profundo estado de desesperación por encontrarlo con vida.
Sin embargo, el día a día iba haciendo que las esperanzas se vayan desmoronando y el pesimismo se instale con fuerza. Además, la manera en la que se perdió, hizo que sean menores las perspectivas de un final feliz: estaba jugando en el frente de la casa y de la nada se esfumó.
Sin embargo, mientras la Policía ya se volcaba simplemente a encontrar un cuerpo y a su asesino, una persona que pasaba caminando por la calle cambió el rumbo de la historia. Escuchó un lloriqueo que venía de la alcantarilla y dio aviso.
Tras ser alertados, los cuerpos de seguridad, bomberos y especialistas en rescate acudieron lo más pronto posible al lugar indicado, a 300 metros de su casa.
Abrieron la tapa y hallaron al niño completamente desnudo e ileso. De inmediato, fue trasladado a un hospital cercano, donde fue tratado por hipotermia y deshidratación.
Luego de evaluar las pistas, los efectivos concluyeron que el niño alemán ingresó a la tubería del desagüe mientras jugaba, y luego se arrastró hasta el sistema de drenaje, lo que desencadenó que se perdiera a lo largo de cientos de metros, difunde el medio La Vanguardia.
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