– ¿Desde cuándo estás metida en el tema de las artes marciales, Marcia?

– ¡Híjole… Ya perdí la cuenta! Desde chiquita ya practicaba luego. Es difícil ser constante. Practico y después dejo.

– ¿Por qué te metiste en las artes marciales?

– Siempre me gustó, de chiquita. Por defensa personal. Y después de grande seguí entrenando  porque ayuda a bajar rápido de peso, a marcar. Soy una persona superhiperactiva. Me gusta sacar toda la energía que tengo adentro. No me quedo luego quieta. Mis hermanos también están metidos en las artes marciales.

– ¿Cuál es la disciplina que practicás?

– Kick boxing y muay thai. Jiu-jitsu también practico, pero me falta aprender mucho más.

– ¿Te gusta la violencia?

– No me gusta la violencia. Mucha gente confunde eso. Las artes marciales te ayudan a controlar tu carácter, en tratar de ser más tranquila, en pensar antes de reaccionar. A mí esto me ayudó bastante para controlarme. Yo tuve una pareja bastante violenta. Conviví con él casi dos años, cuando tomaba alcohol era violento. Yo reaccionaba también. Cuando ya era muy violento reaccionaba y terminábamos garroteándonos.

– ¿Le pegabas con toda tu fuerza?

– Sí, le pegaba para defenderme. Sé que eso no está bien. Las artes marciales se deberían de usar solo para competir. Para lo que es para pelearse en la casa o con personas desconocidas, como violencia, no está bien.

– A pesar de eso, ¿creés que hay alguien que se merece que le utilices como bolsa de entrenamiento?

– Sí, a veces, cuando explotás querés garrotear a alguien, pero siempre trato de tranquilizarme y pensar en las consecuencias. Antes de meterme en esto de manera profesional era más violenta, más impulsiva.

– ¿Usarías tu técnica por un hombre?

– No reaccionaría, me alejaría. Si llego a pegar a un hombre o una mujer le voy a llegar a noquear, tengo técnicas. Si alguien me toca estoy para defenderme. Pero lo mejor es alejarse cuando ves que va a haber violencia.

– ¿Recomendás a las mujeres que se metan en las artes marciales?

– Recomiendo a las mujeres que practiquen esto, por sobre todo para las que tienen carácter explosivo. Conozco a mujeres que se pasan diciendo “le voy a garrotear a fulano, a fulana”. Pero no tiene que ser así. Cuando practicás se te enseña que no podés andar pegando a todo el mundo por la vida.

– ¿No es peligroso el entrenamiento?

– No es peligroso. Si no querés competir, para las personas amateurs es diferente. Para las competidoras es más pesado el entrenamiento. Ayuda a calmar los nervios.

– ¿Se pueden lastimar sus siliconas, por ejemplo?

– Sí, se pueden lastimar. Tenemos todos los protectores para eso, para los dientes también, además de las siliconas. Depende mucho del cuidado. Yo soy bruta y muchas veces ya me golpeé.

– ¿Peleás profesionalmente, en ring?

– Sí, fue hace como dos años, en la jaula. En la categoría amateur, en kick boxing, peleé dos veces y en ambas luchas gané. Cuando compito yo soy un nene.

– ¿Cómo estás de amores?

– Ahora salí de una relación, pero estoy bien. No es la primera vez que corto. Ya pasé por varias relaciones fallidas. A veces por carácter, otras veces por cuernos. La última pareja que tuve fue por carácter, cosas que pasan, uno se da cuenta de que no va a funcionar la relación y te apartás.  De cada experiencia se aprende.

– Muchos preguntan de qué viven las modelos, ¿podés responder esa pregunta?

– Sí, muchos preguntan con justa razón, porque hay modelos que tienen autos lujosos, viven muy bien. En la mayoría de esos casos es porque tienen novios millonarios o sponsors. Yo les felicito, porque se hacen valer. Pero no son solo modelos, yo conozco a mujeres de familia gua’u que son peores que las modelos. No hay que ser ni tan santa ni tan pu… Hay que buscar un punto intermedio y buscar la forma de vivir bien.

LAURA BRIZUELA

– ¿Desde cuándo estás metida en el tema de las artes marciales?

– Hace un año que estoy alejada de lo que es competencia. En el 2010 empecé a entrenar. Después de pasar por muchas cosas en mi vida.

– ¿Por qué?

– Porque pasé malos ratos en un momento de mi vida. No sabía cómo defenderme. Siempre me gustaron los deportes raros, los difíciles. Me parecía interesante, pero cuando entré no pensé que era para competir. Empecé con Krav Maga, artes marciales mixtas y después fui complementando con otras disciplinas.

– ¿Te gusta la violencia?

– No, no me gusta la violencia,

– ¿Le pegaste ya a alguien?

– No, fuera de competencia no, porque las artes marciales te ayudan a controlar tus nervios, tus reacciones, tu carácter. Cuando alguien te empuja te retirás nomás. No podés andar pegando a todo el mundo en la calle. Esto es solo para utilizar en el ring o en la competencia. Yo creo que todo el mundo debería estar en esto. Te ayuda mucho para defensa personal.

– ¿Creés que hay alguien que se merece que le utilices como bolsa de entrenamiento?

– Sí hay.

– ¿Por qué?

– En un momento dado había una persona que me hizo mucho daño. Hoy día ya estamos en paz y amor. Veía a una persona y me parecía que era bolsa, pero me atajaba nomás.

– ¿Usarías tu técnica por un hombre?

– Sí, sea hombre o mujer. Si soy atacada estoy lista para defenderme. No estoy para atacar, sí para defenderme.

– ¿Intentó golpearte algún hombre?

– Sí, ya. Una pareja que tuve, sí. Por eso me metí en esto.

– ¿Recomendás a las mujeres que se metan en las artes marciales?

– Sí, a las mujeres, a los niños, a todos. Es muy importante aprender a defenderte. Es muy bueno que todo el mundo esté metido en las artes marciales. Algunas colegas hacen para figuretear nomás, hasta ahí. Hasta hoy muchas figuretean nomás con esto. Sí es muy importante, desde chicos que incentiven a los niños a aprender algo de lo que es esto.

– ¿No es peligroso el entrenamiento?

– Está el entrenamiento que es para aprender nomás, para aprender las técnicas. Está el entrenamiento de competencia, donde se aprende a recibir los golpes, a golpear, a respirar. Tiene sus técnicas y sus riesgos. La que le guste ligar, para aprender. No son luego para muy nenitas y lloronas. Tenés que tener huevo para estar en las artes marciales.

– ¿No se pueden lastimar sus siliconas, por ejemplo?

– Sí se pueden golpear. Hay muchas zonas que son peligrosas, pero para eso tenés una defensa que tenés que tener en cuenta y taparte los pechos.

– ¿Cómo estás de amores?

– Y más o menos.

– ¿Por qué?

– Hace unos días cortamos la relación, pero estamos volviendo a hablar. Pero no de mi parte, esta vez no tuve la culpa yo.

– ¿Te metió los cuernos?

– No sé si eso, pero tuvimos un problemita que estamos tratando de resolver.

– ¿Quién es él?

– Él es futbolista, pero de perfil bajo. Y no voy a dar su nombre, porque a un futbolista le involucran con una modelo y ya le hacen problemas.

– Muchos preguntan de qué viven las modelos, ¿podés responder esa pregunta?

– Yo también quiero saber de qué viven las demás. Algunas se pasan viajando y no trabajan. El modelaje no es para burras. Tenés que ser inteligente también. Yo tengo dos negocios y vivo del comercio. Hay modelos que yo también quiero saber de qué viven. Quizá vivan mejor que muchas, pero después les deja el chongo platudo y se quedan pasando hasta hambre.