Cuando todo es silencio, en la plácida Ypané, se escuchan silbidos provenientes de los bananales. Parecen aves, pero no lo son. El trasfondo es más misterioso. El tatakua de la casa era una morada. De pronto, se escucha que alguien ronda en las habitaciones. En principio causaba temor, ahora lo ven como “uno más” de la familia que los protege.

Esta es la situación con la que vive hace más de 27 años la familia Bordón-Benítez, en su casa ubicada en el barrio Chaco’i de Ypané, donde, según dijeron, vive con ellos el “Pombéro”.

“Siempre se manifestó. Al principio teníamos mucho miedo, pero luego como que nos acostumbramos ya a su presencia”, contó Rosario Benítez, una de las hijas de doña Gladys Bordón de Benítez (71), quien vive con su esposo, sus hijos y sus sobrinos en la vivienda.

Nunca vieron al “Karai Pyhare”, solo sentían su presencia, hasta que dos sobrinos de doña Gladys se tomaron una foto con el celular y tras ver la “selfie”, grande fue la sorpresa que se llevaron cuando en medio de ellos estaba un algo rarófilo. Ellos aseguran que es el “Karai Pyhare”.

“Es el ‘Pombéro’. Seguramente quiso que le veamos y por eso salió también en la foto. Por fin lo vimos por lo menos en fotografía. Siempre sentimos su presencia, pero ahora le vimos” dijo Rosario.

“Para nosotros ya es normal convivir con él, y según me cuenta mi mamá como que él ya nos protege luego”, agregó.

ENOJO POR UIN TATAKUA

Rosario contó que hace unos meses decidieron echar el tatakua, que era como el refugio del “Karai Pyhare”. “Cuando sucedió eso, el ‘Pombéro’ comenzó a tirar maderas, piedras, comenzó a mover los árboles, se enojó mucho” he’i.

LE TOCÓ LA PANZA

Hace unos años, cuando Rosario estaba embarazada, el “Pombéro” entró a su pieza y le tocó la panza, contó. “Me tocó la panza, sentí su mano, era peluda y muy fría. Me quedé helada en ese momento, pero luego se fue como si nada”, reveló.