• Damnificados viven en una piecita entre 13 o más personas en algunos casos.

El efecto de “El Niño” akãhatã” trae diversos problemas a aquellas personas que viven en las zonas ribereñas del río Paraguay, aparte de tener que dejar la comodidad de sus hogares por más humilde que sean y tener que instalarse en las calles como puedan, son víctimas de robo y hasta problemas de pareja.

Doña Cecilia Salgueiro es una de las tantas afectadas por la crecida, que se las ingenia como puede. “Hace 10 meses que vivo en la calle, en una pieza de cuatro por cuatro, hecha con 6 terciadas como pared y 10 chapas como techo, que me dieron en la Municipalidad, en época del anterior intendente”, comentó la señora que se dedica al reciclaje para sobrevivir.

“En esa piecita vivo con mi marido y mis once hijos, ni siquiera podemos tener intimidad -che reja potaite la che ména- y no solamente es mi caso, hay otras familias que tienen que compartir ese espacio entre dos, tres parejas que son parte de una familia, ivái la ore porte” se lamentó la doña.

La doña agregó que es una necesidad del cuerpo, y no alcanza para ir a un reservado mba’e. “Muchas cosas pasamos nosotros, difícil es vivir así y ni esperanza de volver a nuestras casas” señaló.

FALTAN BAÑOS

“Nosotros tenemos esos baños portátiles, pero el problema es que cada tres días vienen a desaguar, ha inêterei, imposible es entrar, en un día ya se llenan. Somos 63 familias las que vivimos sobre Colón y 19 Proyectada, por suerte tenemos luz, pero solamente tenemos una canilla y tenemos que formar filas para juntar el agua, ese es otro problema” dijo Cecilia.