• Lleva siempre a su pequeña de 11 años “ka’irõ” a la escuela para que pueda estudiar y “ser alguien en la vida”

Peleándose con la noche, el sol comienza a ganar la batalla con los primeros brillos del amanecer. Algunos siguen acurrucados en sus camas.

Pero para muchos, más allá del frío, esos primeros resplandores significan el inicio de un nuevo día de lucha y trabajo. Don Arsenio Zárate (47) es uno de ellos.

Su tarea no es nada fácil. Por un lado, debe salir a la calle a ganarse el pan del día para la familia, y a la vez, cargar con una responsabilidad por demás pesada: ser artífice de una educación digna para sus hijos.

Eso se refleja todos los días al llevar a su pequeña Samira, de 11 años, por su espalda para llegar a la escuela. Ella dejó de caminar hace más de dos años.

“Ella se enfermó de neumonía. Mucho tiempo se internó, como dos meses por ahí, y yo no sé si fue negligencia médica o qué, pero se quedó así. Me dijeron que ella puede volver a caminar” comenzó contando don Zárate.

El papá, con voz quebrada y casi dejando escapar lágrimas por su mejilla, contaba emocionado que el sueño de su pequeña es volver a valerse por sí misma.

“Intenta jugar a la pelota y hasta incluso busca caminar. A pesar de esa gran dificultad ella es una niña llena de alegría y con ganas de salir adelante, de ser alguien en la vida” agrega.

“Todos los días, antes de empezar a trabajar, le traigo a ella ka’irõ a la escuela, la dejo y cuando es la hora de salida la llevó otra vez. No me canso luego y no me voy a cansar jamás”, he’i emocionado el karai, quien dijo que este Día del Padre “mi mejor regalo va a ser verla caminar”.

Como antes

La pequeña Samira, con ojos brillosos y llenos de vida, regala una sonrisa contagiosa a todo aquel que la mira, demostrando que se mantiene firme ese deseo de volver a caminar y correr por su barrio, la Chacarita, como todos sus otros vecinos.

“Yo siempre juego con mis compañeros, me gusta venir a la escuela”, expresó la niña con voz tierna, asegurando que tiene “el mejor papá del mundo”.

Con sus 11 años

Samira es alumna del 5º grado de la escuela “Alicia Lynch”, hoy funcionando en la sede del Congreso.

Sigue en la espera

Don Zárate aseguró que su pequeña Samira es la luz de la casa y quien le da las fuerzas suficientes para salir adelante. Los hermanos mayores de la niña también van a la escuela, mientras que su mamá se encarga de cuidar su humilde y pequeña casa que se encuentra en el conocido barrio asunceno Ricardo Brugada, comúnmente llamado Chacarita.