No se sabe si el tipo calculó mal la hora o si lo tenía bien pensado. Es decir, si era un feroz tavyron o un cráneo a la hora de elaborar planes. Lo cierto es que un fulano entró a “trabajar” a un lugar para luego poder robar y así llevarse más efectivo del que tenía previsto.
El singular hecho tuvo como escenario una panadería de San Martín, Buenos Aires, Argentina, en la que el fulano, con una gorrita y un abrigo, entró a robar. Lo primero que hizo fue reducir a quien estaba atendiendo amenazándola, aparentemente, con un arma que nunca se llegó a ver en el circuito de video que quedó grabado.
Sin embargo, cuando se metió detrás del mostrador para estar más cerca de la caja y comenzar a sacar los billetes, apareció un cliente que llegó para comprar pan. Y atrás de ese hombre entró una mujer. Después otro hombre…
Al ver que tanta gente que se metía una atrás de otra, no le quedó de otra que empezar a “trabajar” junto a la víctima ¡por casi media hora! Así, empezó a atender a los clientes y, cuando por fin encontró la oportunidad de salir corriendo, huyó con el dinero recaudado más el celular de la víctima.
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