NOSTALGIA de tiempos que fueron más que divertidos, atrevidos, que quedan marcados en el tiempo y en el corazón

Era uno de estos días en que yo no quería saber nada de la vida, estaba acostado en mi pieza cuando escucho que alguien golpea la mano. Miro por la ventana y era ella, la chica con la que estaba saliendo hace apenas un par de semanas, con su cabello rubio y largo que le tapaba la mitad del rostro y sus viejos jeans desteñidos. 

Las chicas tienen coraje, digo yo, pero su presencia frente a mi casa no me preocupaba tanto como que mi vecina, la que estaba rebién, la viera, ahí hendyta conmigo. 

Aunque no soy de los que tienen más de una, pero pienso nomás, siempre la más caradura es la que llega a tu casa a marcar territorio. Y pasó así, para mí era solo una “mi chica’i” que yo no sabía que la cosa iba en serio y ese sábado se fue llegando a casa para decirle a mi mamá que ella era mi novia. 

Yo nunca le dije a mamá que tenía chica’i, ella diplomáticamente solo atinó a decirle con los ojos bien abiertos, “¿en serio, mi hija?!”, bueno, fue lo que le escuché decir a mi mamá. 

Como la chica no era del barrio, le dijo nomás que ella no sabía y ahí la chica le dijo ahora ya sabés quién es la novia de tu hijo, señora. 

A mí en ese tiempo no me molestó eso, además qué lo que iba a decir, yo ñembotavy en la pieza. Cuando eso era supersoltero… tenía solo 17 años.

Hizo eso para marcar territorio, las mujeres son así, a mí me sorprendió verla, aunque solía venir los findes nomás en la casa de su tío, no sé para qué. Pero eso no es nada, cuando su hermana cumplió 15 le invitó al rollo de los que eran mis cuates y teníamos que cruzar tres ciudades para llegar, eso ya era estrategia para conocer al suegro. Bueno, esa era su intención, yo ni ahí le quería conocer a sus papás. 

Cuarenta años después, me río de aquellos tiempos, porque con la que menos pensaba me quedé. 

Las vueltas que da la vida, yo ni pensaba que ya iba a formar una familia, pero oikóma. Hasta ahora me escribe, uno nunca olvida el primer amor?, hay personas que se casan con su primera novia, pero en mi caso no fue así, por eso nomás mi pregunta.

VENANCIO, DE ENCARNACIÓN, 57 AÑOS

RESPUESTA: De acuerdo a la ciencia, un gran amor produce un “conflicto cerebral” que lo hace imborrable. Estudios de neurobiología demuestran que una relación amorosa intensa crea en el cerebro impresiones residuales que se reactivan fácilmente. Cuanta más información se grabó, más vívidos son los recuerdos.

Antoine Bechara, un neurobiólogo reconocido mundialmente por sus investigaciones dice que estar solo después de una separación o tapar todo con una nueva pareja no evita que el cerebro siga enviando recuerdos. 

Es como que siempre queda como un buen perfume el recuerdo de un primer amor, un aire de romanticismo envuelve a esas historias, pero no todos se casan con esa primera experiencia.

Para muchos es solo una etapa y hay que seguir avanzando hasta que se encuentra lo que verdaderamente se quiere. Los refuerzos culturales, los proyectos personales, hay muchos factores que se conjugan para que uno arme el nido con su primer/a novio/a.

Hoy día, los valores cambiaron, las consignas son diferentes, la formación es distinta, hay otros intereses que tal vez se priorizan a la hora de formar pareja. Está bien que sientas nostalgia, rememorar aquellos días tan tiernos, pero es mejor concentrarte en tu realidad.

Concentrate en inyectar la adrenalina necesaria para que tu historia de amor actual, sea cada vez más impactante, porque de eso se trata la vida, de ir creando nuevos desafíos, sortearlos y avanzar con la persona que elegimos para el presente y un futuro.