Todos tenemos por ahí algún amigo o amiga que se distingue por el tamaño de su cabeza. Ahora, en vez de tratarlos de akãngo y ponerles todos esos apodos, tendremos que pensar dos veces, porque probablemente son seres que están en una etapa de evolución superior al resto.
Al menos eso es a lo que apunta un equipo internacional que realiza actualmente una investigación sobre cómo evolucionará la apariencia facial humana en el transcurso del tiempo. Para conocer más detalles, desde el diario Clarín de Argentina hablaron con estos expertos, que revelaron que, de hecho “(La cara humana actual) se transformó de un rostro más intimidante, que era una ventaja para competir, a otro que era conveniente para llevarse bien con los semejantes”, según Penny Spikins, de la Universidad de York.
Por otro lado, según el especialista, “uno de los grandes cambios de la cara está asociado al tamaño del cerebro y relacionado con la evolución del propio cerebro, que permitió que tengamos más posibilidades expresivas, básicamente porque somos seres sociales y cooperativos y necesitamos esas características”.
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