Todo hinchado se quedó un experimentado buzo peruano, Alejandro Ramos, tras un váiro accidente en el fondo del mar.
Se encontraba a más de 30 metros de profundidad cuando se le rompió la manguera del oxígeno. Salvó la vida, pero su cuerpo se vio sometido a un cambio de presión muy brusco. Como consecuencia, al buzo se le infló el cuerpo y lleva ya cuatro años padeciendo esta extraña deformidad, que afecta sobre todo a sus brazos.
Cualquiera que sea la razón precisa de su enfermedad, el buzo cuenta que el trastorno le ocasiona un dolor permanente, le cuesta andar e incluso respirar. Debido a su estado, perdió también el trabajo.
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