El pasado jueves 22 de febrero publicábamos en Crónica sobre la terrible situación que están atravesando cientos de familias que viven en el Bañado Sur, que en ciertas zonas se ha convertido en una especie de “campo de tiro”, donde apeligran vidas en medio de la “guerra” entre los microtraficantes de crack. Varias facciones buscan el dominio del sitio, sin importar quién deba morir en el camino.

“Carina” (27) (nombre ficticio que le dimos a la entrevistada) había advertido en aquella nota que en cualquier momento se iba a producir una tragedia a causa de los tiroteos frecuentes, especialmente en la zona de 44 Proyectada, en el barrio Caacupemí.

Su predicción se cumplió… y de la peor manera. Ella perdió a su hija en una balacera, donde otras seis personas fueron heridas, incluyéndola a ella y su cuñada. Su trágica predicción siguió, ya que su cuñada falleció el lunes, a causa de los balazos, tras días de agonía.

Luego de estar oculta, “Carina” volvió a contactar con Crónica. “Yo avisé y nadie hizo caso. Días después atacaron la casa de mi cuñada y mataron a mi hija de 8 años. El lunes 4 mi cuñada, que era otra de la que resultó herida de gravedad, terminó falleciendo”, comentó.

Ella aun camina con dificultad, pues tiene alojada en el tobillo derecho una bala calibre 38”, producto del tiroteo.

“Ellos mataron a mi hija y ahora temo por mi vida, pero no tengo a dónde ir, aquí nadie está a salvo; solo ellos, pues la propia Policía los protege para que sigan operando tranquilamente”, concluyó.

Marchan por la paz y piden a las autoridades que actúen

Ante los últimos hechos ocurridos en dicha zona, un grupo de vecinos salió a las calles del Bañado Sur a exigir justicia.

Piden a las autoridades asistan y actúen en dicho lugar para que se terminen las muertes de personas inocentes que nada tienen que ver con el mundo de las drogas.

Los bañadenses quieren que la Policía brinde la seguridad necesaria en la zona y que se garanticen el combate y la lucha contra el microtráfico.

“Que los responsables de estos crímenes terminen en la cárcel”, dijo Juan Espínola, poblador del Bañado.