Hace 22 años que doña Norma Ferreira (54) tiene su comedor al lado mismo de la capilla San Pablo, más conocido como Kurusu Pablito (Ypacaraí), y no se trata de una casualidad que se llame justamente “Comedor Pablito”.
Y es que, según el relato de ña Norma, el angelito le cumplió un deseo muy grande: le dio para su terreno, su casa y su negocio.
El tema es que ña Norma no creía en el “niño milagro” del que todos le hablaban, pero un día lo puso a prueba, lo desafió y él le respondió al día siguiente.
“Yo me había quedado sin mi negocio, luego de mucha lucha había conseguido alquilar un lugar acá (en Ypacaraí) y puse mi comedor. Era mamá soltera (dos niños), me había separado recién y trababa de salir adelante.
Un día me quedé sin alquiler (ahí vivía y tenía su comedor) y tenía que ver dónde mudarme. Me desesperé tanto y acudí a Pablito”, empezó relatando ña Norma.
La doña explicó que ella no creía para nada en que Pablito era milagroso. “Siempre creía en la Virgen y en Dios, nada más, después decía que todo eso era mentira. Le hablaba mal a la gente de Pablito.
Pero una noche -desesperada- me fui a su altar y le desafié, le dije que quería un terreno, quería una casa y un negocio, y que ya no quería andar de alquiler en alquiler”, siguió.
Al día siguiente, un muchacho que vende terreno se le apareció a ña Norma y le dijo que ella tenía un terreno a su nombre y le propuso vender.
“Se trataba de un terreno que había comprado a cuota yo hace 10 años y solo pagué una cuota de 10 mil guaraníes”, contó.
Ña Norma relató que llamat ivamente el la ya no adeudaba más por ese terreno y que figuraba como dueña.
Ella vendió esa propiedad y así pudo comprar su terreno al lado de Kurusu Pablito.
En una semana ella ya tenía su terreno y construía su casa
El sacrificio de doña Norma fue muy grande. Ella construyó su casa y su comedor con mucho trabajo, pero no puede negar que Pablito tuvo mucho que ver en eso también.
“Tampoco tenía plata para construir una casa y un ingeniero me dijo que me iba a hacer todo por 1.500.000 guaraníes y el papá de mis hijos me consiguió el dinero.
Una semana después de que le pedí a Pablito yo ya tenía mi terreno y estaba haciendo mi casa”, relató.
La cocinera contó que le llegan muchos clientes hasta ahora y que ya escuchó varios testimonios de fe donde Pablito intervino.
“Curó enfermedades terminales, sacó de la quiebra a muchos, de todo uno escucha”, finalizó.
Pablito, el bebé que murió de sed
El pequeño Pablito era un bebé de tan solo 9 meses, quien –según los relatos– murió de sed en 1945 en Ypacaraí, cuando peregrinaba con sus padres junto a la Virgencita Azul, un 7 de diciembre.
En el lugar en el que respiró por última vez empezó a brotar una especie de agua “milagrosa”, ya que cuentan que basta tan solo beber de ella para que ocurra algún milagro o que cumpla los pedidos.
A partir de allí nació en su nombre lo que hoy conocemos como Kurusu Pablito, una capilla donde la gente va a rezarle, a pedirle cosas y también a ofrendarle.
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