FRANCIA. El gallo Maurice vive en la isla de Oleron, en el suroeste francés, donde sus cacareos desde el amanecer irritan a los propietarios de una residencia vecina. La propietaria del animal dice que está dispuesta a conciliar con la pareja de jubilados que interpuso la demanda.

La visita prevista en el tribunal de la localidad de Rochefort fue postergada por una cuestión legal. El gallo, “cansado”, no acudió a la corte este jueves, como tampoco la pareja de jubilados que interpuso la demanda.

El juicio de un gallo acusado de cantar demasiado temprano por sus vecinos en una isla turística del suroeste de Francia fue aplazado al 4 de julio, prórroga que podría permitir una conciliación entre las partes.

Su historia provocó numerosas reacciones en Francia, incluida la del alcalde de otra localidad del suroeste, Gajac, que pidió al gobierno que declare los sonidos del mundo rural como parte del “patrimonio nacional”.

La propietaria del gallo, Corine Fesseau, dijo este jueves que estaba dispuesta a un “diálogo, siempre que no me agredan”. Acusa a los demandantes, a los que no conoce, de haber “cerrado la puerta a todo” antes del juicio.

EL ENCIERRO. El defensor de los demandantes, Vincent Huberdeau, afirmó por su parte que sus “clientes escribieron al alcalde de Saint-Pierre-d’Oléron, Christophe Sueur, para encontrar un arreglo amistoso. Buscaron una conciliación. Piden paz y tranquilidad (…), solo quieren que encierren al gallo durante la noche. Es una urbanización, no estamos en medio del campo”, agregó.