Yuyera tiene la protección de un ser mitológico en el Mercado Nº 4.
En la angosta calle República Francesa, zona del Mercado N.º 4, los puestos de venta de remedios yuyos adornan las aceras del lugar. “¿Qué te doy?”, “¿qué llevas?”, “¿qué es lo que necesitas mamita?”, “pedí nomás te vamos a dar” son algunas de las frases más que comunes al pasar por ahí. Pero entre los incontables vendedores se encuentra ella, Carmen Amarilla, quien lleva más de 4 décadas trabajando en el lugar y tiene miles de historias que contar.
Su rutina siempre empieza antes que el gallo cante, la oscuridad para ella es como su día pero entre sus idas y vueltas contó que nunca está sola ya que por las noches suele escuchar el pío, pío de los pollitos, aves que ni por si acaso hay en el lugar.
“Acá siempre escuchas el pío, pío y cómo va a haber pollito si no hay lugar, ni gallina se tiene acá, pero yo sé quién es el que hace ese sonido”, decía la yuyera mientras acomodada su lente de vista.
Mientras dejaba de lado la costura que estaba haciendo para hacer los famosos Judas kái, contó que su compañero es el famoso karai pyhare, el señor Pombéro. “Él es el que me viene a cuidar, me silba y siempre está conmigo, viene por la banana que hay acá. Hasta ahora no le vi pero le siento, encima silba, silba. A mí me silba el Pombéro y es fuertísimo”, decía ña Carmen en guaraní.
Mientras iba a buscar la planta de banana que tiene en su puesto ya que también vende de todo un poco, contó que el karai pyhare es amigo de su hermano y fue él quien le dijo que no le va a hacer nada malo sino todo lo contrario.
“El amigo de mi hermano es, yo le suelo poner caña y cigarro, pero nunca me hizo nada, ese es para cuidarme, para cuidarnos”, terminó diciendo la yuyera.
Ni un poco de miedo le tengo al Pombéro
El temor por este ser mitológico paraguayo es más que común, pero ña Carmen contó que no le tiene ni un poco de miedo, sino todo lo contrario, está agradecida con él porque siempre le cuida y le protege de todo mal.
“Qué piko le voy a tener miedo, si yo no le hago nada malo, además que me cuida”, he’i la yuyera resaltando que ella desciende de una familia de vendedores de yuyos.
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