“Cuento mi testimonio a los que quieren oír y escuchar un mensaje de aliento”, dijo “Luisito”.

Hay personas que son completamente increíbles, que con solo conocer su historia provocan admiración y hacen y permiten al hombre darse cuenta que no hay nada en este mundo que trunque un sueño. “Los límites solo están en la mente”, confiesa Luis Giménez.

El joven tiene 21 años y una fuerza admirable para superar obstáculos. “Cuando tenía 14 años mi vida cambió. Pero no me quejo, es más, eso me llevó hoy a hablar a todos a que rechacen el ‘no puedo’, esa es mi misión”, contó a Crónica “Luisito” desde su casa, ubicada en Calle’i, San Lorenzo. En enero del 2014, cuando trabajaba en el Mercado de San Lorenzo colgando pasacalles, “Luisito” quiso alcanzar una varilla de hierro al pintor a quien ayudaba.

Fue en ese momento en que recibió una descarga eléctrica de unos cables de alta tensión que estaban en contacto con el hierro. A pesar de la terrible electrocución, sobrevivió. Pero el accidente lo dejó sin brazos y sin piernas. “Solo recuerdo que desperté en el cuarto de Hospital del Quemado, lo demás se borró de mi mente y es mejor. Desde que desperté lo primero que hice fue agradecer a Dios por estar vivo y sé que es por algún propósito”, confesó. Su intención y su misión es motivar a las personas para que puedan ir más allá de sus límites internos y externos.

“Camino con mi prótesis, juego fútbol con mis amigos, ayudo a mi familia. Rendirme nunca”, sostuvo. “Yo sé que uno de mis propósitos en esta vida es dar charlas y motivar a los que pasan o pasaron por algo similar y hablarles que los milagros de Dios existen y que rendirse o desmotivarse no es un buen camino. Es lo que trato de hacer siempre”, sostuvo.

“Sigo de pie y más fuerte que nunca”

“Muchas veces es la gente la que te pone límites, yo no los tengo”, dijo Luis. El joven No tiene brazos ni piernas, pero con la fuerza de su voz llega a los corazones de quienes pasan por algo similar a él, pero que se sienten desmotivados. “Cuento mi testimonio a los que quieren oír y escuchar un mensaje de aliento. Que no por tener un brazo o una pierna se deben sentir inferior, al contrario, somos igual o mejores que muchos”, añadió. “Pasaron más de seis años de aquel suceso y yo sigo de pie y más fuerte que nunca”, sostuvo.

PRÓTESIS

Gracias a gente de buen corazón, consiguió viajar hace un tiempo a México, donde consiguió.

El deseo de volver a estudiar y terminar también secundaria

“Luisito” viene de una familia humilde y trabajadora. “Recibí ayuda de muchísima gente. Los doctores y las enfermeras me salvaron, me cuidaron muy bien y Dios estuvo presente con ellos. El señor Tomás y toda su familia me ayudó y me sigue ayudando. Viví con ellos en Ypané hasta la mayoría de edad. Les voy a estar agradecidos toda la vida”, comentó. Luis nunca tuvo la oportunidad de ir a la escuela antes de que sufra aquel terrible accidente. Con la ayuda de don Tomás logró hacer hasta el sexto grado. “Lo que más deseo es retomar las clases y poder terminar la secundaria”, finalizó.