“Solo quiero enviar un mensaje a la gente: levántense y hagan algo. En lugar de quejarse de las cosas que nos pasan, es mejor darse cuenta de que hay una vida por vivir. Para mí, por ejemplo, no tener una pierna no es impedimento para trabajar”.

Eso fue lo primero que nos dijo don Julio Benítez (38), un vendedor de la calle que pese a no contar con una pierna, decidió salir adelante y luchar por sus sueños y por su familia. Tomando sus muletas, ofrece sus productos a los conductores en la zona de Mariano Roque Alonso.

“A mí solo me importa mi familia, tengo una esposa y tres hijos de 9, 4 y 2 años, y todos los días lucho para que a ellos no les falte nada. Por ellos salgo a batallar, no me queda de otra. Lastimosamente nadie quiere darme trabajo por no tener una pierna, pero eso no es motivo para que me detenga”, dijo el karai.

Don Julio fue chofer de camiones. Precisamente cuando estaba trabajando, un accidente rutero le cambió la vida para siempre. Un vehículo les chocó y fue ahí que perdió una de sus piernas. “Gracias a Dios estoy vivo”, tiró. A las 4:30 de la mañana, el don ya está al pie del cañón. Sale de su casa ubicada en Capiatá para tomar el micro e ir a laburar.

Poca oportunidad

Don Julio he’i que lamenta que muchas empresas le hayan cerrado las puertas para trabajar por su impedimento físico.