Cuando aun son muy pequeños, las mentiras suelen estar más relacionadas con su fantasía y con su imaginación, sin pretender nada específico con la mentira. Pero, sí debemos corregirles para evitar que esto se convierte en algo que utilice con frecuencia cuando sea más mayor.
La edad de aparición de las mentiras con intención específica, según muchos especialistas giran en torno a los siete años, aunque hay otros muchos que defienden que puede aparecer entre los 3 y los 6 años.
¿Cómo modifico la conducta de mi hijo?
Siempre dale un buen ejemplo, no debemos prometer cosas que no podemos cumplir o bien intentar engañarle, por ejemplo, con la comida. Así lo único que hacemos es enseñarle a mentir.
Cuando le pidamos explicaciones, habrá que dejarle que hable y que las de, y no anticiparnos a sus respuestas presuponiendo hechos. Si se atreve a reconocer la propia mentira o a reconocer el error que quería encubrir, habrá que reconocerle la valentía que ha tenido, aunque tenga sus consecuencias.
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