• FELIZ. “Qué mejor que trabajar al lado de mi familia en esta fecha tan especial”, dijo don Hugo, quien “volantea” hace más de 30 años.

Manejar largas distancias, enfrentarse a la soledad de la ruta, al frío, al calor, atravesar tormentas y varias necesidades por el camino son solo algunas de las cosas que resumen la vida de un camionero. Pero lo que más les cuesta es ausentarse en su hogar por varios días y hasta en algunos casos, meses. Es más, mientras algunos padres comparten las fiestas de fin de año con sus hijos, varios camioneros “festejan” frente al volante, lejos de sus seres queridos.

A don Hugo Benítez (50) –quien hace más de 30 años se dedica a esta sacrificada profesión– ya le tocó pasar las fiestas “volanteando”, lejos del calor familiar. Y este 2018 nuevamente le tocará trabajar, pero esta vez recibió una sorpresa: Lo acompañará su familia. “Lo que más me gusta es ser camionero y qué mejor que trabajar al lado de mi familia en esta fecha tan especial”, dijo don Hugo.

“Me tocará estar en las carreteras en el inicio del año. Lo que más cuesta en esta fecha es estar lejos de la gente que uno ama. Es por eso que mi señora y mi hijita estarán conmigo en el viaje. Recibiremos el año en las carreteras y en mi segundo hogar que es el camión que manejo (risas)”, agregó el camionero. “Como es una fecha especial decidí acompañarlo. Sé que todo el sacrificio que él hace es por nosotros, su familia. Cenaremos y dormiremos aquí”, comentó doña Yolanda Maciel (48). “Es algo especial todo esto. Pero todo este sacrificio que hago es para que a ellos no les falte nada. Mi motor es mi familia y por ellos lucharé siempre”, dijo.

RECORRIDA

El viaje que realizarán será a Concepción para llevar unos contenedores.

“Disfrutan del viaje”, he’i el karai

Encomendarse a Dios es lo primero que hace don Hugo al momento de subir a su camión. “Nunca salgo antes de orar. Dios siempre está en primer lugar de mi vida y de mi familia. A Él le encomiendo mis viajes”, comentó.

Explicó que “en esta profesión, lo más difícil es que casi nunca uno está en casa, la pasamos en las rutas la mayor parte de nuestro tiempo. Es por eso que cada vez que mi familia me acompaña en algún viaje siento mucha alegría y felicidad”. “Mi señora y mi beba estarán conmigo ahora para recibir el Año Nuevo y eso para mí no tiene precio”, dijo. “Por supuesto que tomo todas las responsabilidades para que viajen en el camión. Mi esposa siempre me dice que disfruta del viaje”, finalizó.

Su hijo sigue sus pasos

Don Hugo no duda al afirmar que esta profesión es algo vocacional. “Nací para ser camionero. Solo los que estamos en esto sabremos lo que significa para nosotros”, dijo. “Conducir muchos kilómetros requiere de mucha responsabilidad. Esa es la palabra que uno no debe olvidar y dejar pasar nunca en el volante. Es fundamental, hay que ser prudentes y estar atento siempre al momento de conducir”, comentó.

El trabajo de camionero a veces es transmitido de padres a hijos o de algún pariente cercano que alguna vez se ganó la vida de esta manera. Y en esta familia no es la excepción. El hijo mayor de don Hugo, quien lleva su mismo nombre, es también camionero. “Crecí viendo a mi padre haciendo esto por su familia y me enamoré de esta profesión. Aprendí todo de él”, dijo el joven Hugo.