ESTADOS UNIDOS. Trece hermanos, de entre 2 y 29 años, eran encadenados por sus padres. La policía se enteró al recibir una llamada de una joven de 17 años, quien logró escapar de la casa y llamar al 911.
La adolescente, que estaba “demacrada” y parecía tener solo diez años, “afirmó que sus doce hermanos y hermanas fueron mantenidos cautivos dentro de la residencia por sus padres, precisando que algunos de ellos estaban atados con cadenas y candados”.
Los agentes se dirigieron entonces a la residencia de David Turpin y de su esposa Louise, donde encontraron a varios niños encadenados a sus camas en la oscuridad y en medio de un olor espantoso.
Los padres, que fueron encarcelados bajo cargos de tortura y de poner en peligro la vida de menores pero no pudieron explicar por qué tenían a los chicos atados de esa manera.
En un principio, la poli pensó que las 12 personas encontradas, “desnutridas y muy sucias”, eran todas menores, pero luego se dieron cuenta de que siete eran adultas, de entre 18 y 29 años. Seis de las 13 víctimas (incluida la adolescente que dio la alerta) eran menores, y el más chico, tenía apenas dos años.
Los servicios de protección infantil abrieron una investigación. Los chicos recibieron comida y bebida después de decir que estaban “hambrientos”.
Nada de nada
Los vecinos comentaron que veían poco a los niños, pero que jamás pensaron que estaban siendo tratados de esa manera.
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