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«ÑA ANTO», La historia viva de «Chipa Pirayú»

«ÑA ANTO», La historia viva de «Chipa Pirayú»

“SOY COMO LA ÚLTIMA QUE VIVE ACÁ Y CERCA DE LA ESTACIÓN”, DICE LA ANTIGUA CHIPERA

MEMORIAS DE PIRAYÚ

Con ricas chipas ella esperaba la llegada del tren

“Trén-pe ahakuévo avio ndaraháiro nambyasyvoíva aikuaa porãgui Pirayú estación-pe ahasátaha”… Así rezan los versos de la polca “Chipa Pirayú” de Fidencio Pérez y Alejandro Villamayor, que hace una acuarela musical del antiguo paso del tren por estación Pirayú, donde esperaban las chiperas para ofrecer el sabroso alimento.

Doña Antonia Giménez es parte de esa historia. Con caminar lento y amabilidad nos invita a tomar asiento y mientras se arregla el cabello, mira a lo lejos y recuerda: “A los 20 años empecé con el tema de la chipa”. Antonia tiene hoy 74 años, y cuando le preguntamos sobre cómo era en aquella época, sus recuerdos se le arremolinan.

Contó que su suegra fue quien le impulsó a este oficio y casi todo fue en torno al tren. “Éramos muchas, ahora creo que ya no están más, soy como la última que vive acá y cerca de la estación”, dijo ña Antonia.

Rememora que temprano ella y sus compañeras incluso iban hasta estación central en Asunción y de ahí ya empezaban a ofrecer sus ricas chipas, dándose a la vez un paseo en el tren. “Nos íbamos hasta la central, ahí empezábamos a vender y después nos subíamos en el tren también, esa es la rutina que hacíamos todos los días”, decía ña Antonia.

SE LEVANTA A LAS 3 AM

Su ganas siguen intactas hasta hoy, ya que su despertador todos los días suena a las 3:00 de la mañana, momento en que ella empieza a ordenar todo para hacer su rica chipa. Con este sacrificado pero a la vez delicioso trabajo hizo crecer y estudiar todos sus hijos.

“Después que falleció mi suegra me quedé para hacer yo, los primeros tiempos se me quemaba todo (risas), a veces no era lo que quería, pero con el paso del tiempo todo cambió”, dijo Antonia, quien hasta ahora tiene su casa a media cuadra de la estación del tren, sobre el histórico empedrado hecho por los prisioneros bolivianos que fueron llevados allí durante la Guerra del Chaco.

“Dejé un tiempo, pero cuando vino el Papa empecé otra vez”

Antonia contó que había dejado por un tiempo de hacer la chipa, pero cuando se anunció la venida del papa Francisco al país, al parecer eso le hizo renacer las ganas y fue así como volvió al ruedo. “Me dejé un tiempo, pero vino el papa Francisco y desde ese día volví a hacer. Poco nomás hice y gratamente me sorprendió que se vendió todito”, he’i doña Antonia.

Contó que cuando iba a empezar a hacer otra vez, le había dicho a su hija que si no se vendía todo entre ellos nomás iban a comer todo, pero la sorpresa que se llevó fue tal que ahora doña Antonia ya no para con sus ricas chipas.

8 HIJOS

Ña Antonia es madre de 7 varones y una mujer, y hasta ahora mantiene la tradición de su venta de chipa.

EL DATO

ORIUNDA

Antonia es nacida y malcriada en la ciudad de Pirayú, en su juventud vivía en el Barrio 1, pero luego se mudó cerca de la estación del tren.

Ña Antonia con sus deliciosas chipas hechas con sus propias manos y cocinadas en el tradicional tatakua.
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